viernes, 3 de junio de 2022

Viejas tácticas para blanquear al falso autónomo

Recuerdo de Transportistas Punta Paloma, Sociedad Cooperativa Andaluza
 Fuente de la imagen: mvc archivo propio
Si eres follower de este sitio, sabes que siempre tienen un lugar especial aquellos proyectos en los que he tenido la suerte y la oportunidad de participar o de colaborar. Uno de ellos es Transportistas Punta Paloma, Sociedad Cooperativa Andaluza, de la que tuve el honor de ser gerente durante unos años. Ciento doce socios que hacían llegar todas las mañanas una bollería considerada “del día”, a los supermercados, quioscos, tiendas, bares… de la provincia de Málaga y la zona del Campo de Gibraltar. Textos como “Modernización y digitalización del transporte”, “Anillos, escobas y hombros”, “Recuerdos endonutados fluyendo a borbotones”, “Guisos de Málaga”, “Fin de semana pasado por módulos” o “Ya no es su momento[1], son prueba de ello.

En “Parece que fue ayer[2] te desgrané varias "mazorcas" de la experiencia profesional y en textos como “Cláusulas de integración[3], profundicé en algunos aspectos mercantiles. Esta mañana voy a intentar resumirte brevemente el marco económico y social. Corría en mi país finales de los ochenta, principios de los noventa del siglo pasado, donde el Poder Ejecutivo de turno decidió perseguir las estructuras empresariales montadas en torno a la figura del ahora conocido como “falso autónomo”, es decir, trabajadores “laborando” conforme a los protocolos comerciales, logísticos, administrativos y de toda índole de la empresa para la que trabajaban, pero con el matiz de no estar dados de alta en nómina (trabajadores por cuenta ajena), sino como autónomos (trabajadores por cuenta propia).

Una de estas actividades era la que realizaban los autónomos que distribuían “bollería fresca del día” por Andalucía en general y Málaga y Cádiz en particular. En esto que el Poder Ejecutivo estatal se pone “farruco” y las comercializadoras viendo los “dientes del lobo”, se les ocurre la “original” idea de promover, bajo la aquiescencia del Gobierno andaluz de turno, la creación de cooperativas de transportistas que aglutinaran a los autónomos que trabajaban distribuyendo los productos. Con la fórmula mercantil, era la cooperativa la que facturaba a la comercializadora y luego los socios facturaban a la cooperativa. Se modificó la forma pero el fondo era el mismo, tanto en la gestión administrativa, como en la logística y en la comercialización: férrea gestión y control por parte del cliente de la cooperativa.

En 1996 cambió el Poder Ejecutivo Estatal y la presión de la inspección sobre estos temas se evaporó. Te lo he contado porque esas vicisitudes se me han venido a la mente al leer a Carlos del Castillo en eldiario.es, “El método Amazon para sortear la ley rider: millones de paquetes repartidos, ningún repartidor contratado[4]. Si no fuera por el big data y los algoritmos que practica la "CIA" de ecomerce, diría que el viejo método utilizado en los noventa del siglo pasado en Andalucía, para "dar el esquinazo" a la entonces tímida legislación que perseguía esas “artes laborales”, presuntamente ha sido puesto en práctica nuevamente. Si los Poderes del Estado ya saben de estas antiguas usanzas ¿Por qué siguen permitiéndolas mirando hacia otro lado? Fuente de la imagen: mvc archivo propio.
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[2] Velasco Carretero, Manuel. Parece que fue ayer. 2005. Sitio visitado el 03/06/2022.
[3] Velasco Carretero, Manuel. Cláusulas de integración. 2017. Sitio visitado el 03/06/2022.