lunes, 21 de octubre de 2024

¿Una nueva y necesaria utopía?

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
En el fin de semana he estado rehojeando el libro, coordinado por L. Coma y J. Santacana (2017), "Ciudad educadora y turismo responsable"[1] (M. Velasco, 2018)[2], que me invita a una reflexión profunda sobre la naturaleza del viaje en la contemporaneidad, porque el turismo[3] se revela como una experiencia transformadora que me hace conectar con otras culturas, realidades y, en última instancia, conmigo mismo. Ese anhelo de conocimiento y conexión me lleva a la ciudad, gran crisol de la humanidad donde se forjan identidades. El texto destaca cómo el viaje ha evolucionado de una experiencia ardua y peligrosa a una aventura accesible y enriquecedora. Y es que, hoy en día, viajar es sinónimo de crecimiento personal, de apertura a nuevas perspectivas y de un enriquecimiento cultural inigualable, convirtiéndose el turismo en un instrumento para el autodescubrimiento y para la comprensión del mundo que nos rodea.

Sin ánimo de "espoilearte" (destriparte) el contenido, para los autores la noción "Ciudad Educadora" se presenta como marco para entender el papel de las urbes en ese proceso de transformación, ya que, más allá de simples conglomerados urbanos, las ciudades son espacios de aprendizaje donde la ciudadanía y el visitante pueden interactuar, compartir experiencias y construir conocimientos de manera conjunta, erigiéndose el turismo responsable como un complemento perfecto a este modelo, al promover una relación respetuosa y sostenible entre los viajeros y las comunidades locales. En ese sentido, este turismo responsable debe ir más allá de la simple minimización de impactos negativos, configurándose como una forma de viajar que busca generar beneficios tanto para los destinos como para el viajante, promoviendo la conservación del patrimonio, el respeto a las tradiciones y el desarrollo económico sostenible.

Esta combinación de urbs educador y turismo responsable posibilita un modelo de desarrollo urbano sostenible y humano, fomentando la participación ciudadana, el diálogo intercultural y el aprendizaje continuo, al tiempo que contribuye a crear ciudades más justas, inclusivas y resilientes. Por todo lo anterior, este compendio me invita a repensar el turismo como una fuerza transformadora, donde se combina la educación, la cultura y la sostenibilidad, construyendo cities más inteligentes y humanas, donde los viajantes y los residentes coexistan en armonía. Finalmente, cabe preguntarse si este modelo de presunta sostenibilidad representa una nueva utopía, es decir, una necesaria quimera o fantasía, una visión de futuro, que me desafía a colaborar con otros individuos en la construcción de un mundo más justo y sostenible. Lo que no cabe duda es que un turismo responsable contribuye a construir un futuro más justo y equitativo.
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[1] Coma Quintana, Lola; Santacana i Mestre, Joan (Coord. 2017). Ciudad educadora y turismo responsable. Editorial TREA.
[2] Velasco-Carretero, Manuel (2018). Ciudad Educadora y Turismo responsable. Sitio book—post. Visitado el 21/10/2024.
[3] Lejos de ser una mera actividad de ocio.