Fuente de la imagen: sitio virtual de la Ruta del Vino Ronda Málaga |
Pero sí me sorprendía que algún que otro verdadero versado en vinos o en turismo no estuviera a la altura del conocimiento profundo del término. La explicación que le daba a ese desconocimiento o divagación es que la propia doctrina sobre el enoturismo ha ido evolucionando y madurando como los vinos elaborados por nuestros ancestros. Así, hace unas décadas, se conceptualizaba enoturismo como esas visitas a bodegas o viñedos (N. Macionis y otro[5]), que se hacía extensivo a eventos relacionados con el vino (ferias, congresos, exposiciones, certámenes…), donde la degustación de la bebida preferida del dios Dionisio, y otras experiencias relacionadas directamente, eran el principal banderín de enganche del turista, que entonces más que turista se le catalogaba como invitado, participante o, simplemente, visitante. En esa línea, se concretaba el enoturismo como un mercado turístico dirigido sólo a los amantes del vino, que la doctrina referenciada lo delimitaba como estrategia de marketing de bodegas y otras instituciones vitivinícolas, dejando a un lado agentes tan importantes como restaurantes, hoteles, agencias de viajes, corporaciones locales, comercios... y resto de oriundos del lugar.
¿Es desafortunada esa definición? No es que la enunciación sea incorrecta, de hecho, es la que todavía más utilizan aquellos conjeturales expertos más avezados. Pero ese axioma lo considero simple o corto porque, en mi opinión, enoturismo va mucho más allá de la escueta relación entre consumidor (amante del vino) e industria (bodega), a la que pretenden reducir esos temporeros y hoy mal emplazados como “influencers enoturísticos”. Sí, me identifico más con la opinión de D. Getz y otros[6], en el sentido de tendencia turística apoyada no sólo en la ecuación antes citada, sino, también y sobre todo, en el atractivo y la influencia cultural, social y económica del vino, sin olvidar la rica historia de las regiones vitivinícolas. Por lo anterior, Justa Pacífica, una ruta del vino es un itinerario o camino físico y emocional a través de un entorno cultural vitivinícola, donde el visitante ¿turista? disfruta de esa geografía, historia, cultura, economía, política, sociedad… en síntesis, filosofía existencial construida alrededor del vino y que coexiste, tiene razón de ser, a través del ensamblaje entre sus habitantes (oriundos del lugar) y visitantes (incluidos los turistas, sin olvidar el "turismo de proximidad"[7]). Fuente de la imagen: sitio virtual de la Ruta del Vino Ronda Málaga.
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[1] 1.250 kilómetros de saber vitivinícola.
[2] Promovida por distintas instituciones de dichos países.
[3] Velasco Carretero, Manuel. En torno al enoturismo. Sitio vinopost. 2005. Visitado el 07/09/2023.
[4] Isaías 5,1-7 [5] Macionis, N.; Hall, C. Wine tourism in Australia and New Zealand. In Tourism and Recreation in Rural. Wiley. Chichester, UK, 1998.
[6] Getz, D.; Dowling, R.; Carlsen, J.; Andersen, D. Critical Success Factors for Wine Tourism. Int. J. Wine Mak.1999.
[7] Velasco Carretero, Manuel. Turismo de proximidad y huella ecológica. 2022. Sitio visitado el 07/09/2023.