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Si eres
follower de este sitio sabes que en más de una ocasión he escrito sobre las bibliotecas en general y las universitarias en específico. Además de
devolver libros a la biblioteca[1], donde referenciaba la devolución de la ya antepenúltima tanda de libros, en
¿Nuevo o mismo papel?[2] te contaba mi relación con estas instituciones y recogía la opinión de parte de doctrina (M. Lamarca, A. Calderón), acerca del rol actual de las bibliotecas en línea con centros de recursos para el aprendizaje y, como en mi caso, la investigación, conjugando los servicios tradicionales con otros nuevos relacionados con la producción de materiales en distintos soportes, laboratorios de idiomas, espacios de trabajo individual y en grupo en torno a estaciones tecnológicas de trabajo… y donde se contemple de manera activa la cooperación interdisciplinar y entre diferentes instituciones educativas.
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Y eso es lo que he estado constatando en estos meses y que te he ido transmitiendo en textos como “
Reciclándome en Open Data”, “
Reciclándome en búsqueda efectiva de información” o
¿Impuesto revolucionario a la persona investigadora?[3]. Hace poco he terminado un curso avanzado sobre recursos de información, organizado por la Biblioteca de la Universidad de Málaga, donde se han tratado aspectos desde la búsqueda efectiva de información bibliográfica (Jábega, Dialnet, InDICEs, CSIC), hasta indicios de calidad y visibilidad de las publicaciones científicas, pasando por el acceso abierto (repositorio institucional RIUMA y recursos en abierto), bases de datos internacionales multidisciplinares (
Scopus,
Web Of Science), ética en el uso de la información y creación de contenidos o el tratamiento y gestión de referencias bibliográficas (Mendeley).
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