Fuente de la imagen: archivo propio |
Mientras esperaba, me senté en la amplia estancia, donde
las paredes se encontraban vestidas de estanterías, acunando multitud de
libros. Elegí unos textos de economía y comencé a hojearlos. El contacto me
pilló ensimismado y me hizo la foto (Gracias), que te dejo en el margen
izquierdo del post. Después, recordé la biblioteca de la adolescencia temprana,
en Ronda (Málaga, mediados de la década de los setenta del siglo pasado), donde
íbamos a leer tebeos y a preguntarnos por los desconocidos cambios hormonales y
físicos que vivíamos, mientras nos quedábamos petrificados cuando miradas de seres del otro sexo se cruzaban
con las nuestras.
De ahí pasé a la biblioteca de la Escuela de Empresariales, en
Martiricos (Málaga, principios de la década de los ochenta del siglo pasado), regentada
por la cordial profesora de Francés, y a los dos tomos del texto de Estructura
Económica[1] de Ramón Tamames, troncal de Tercero de la Diplomatura en
Empresariales. Aunque disfrutaba de una beca de libros, que me concedía el
Ayuntamiento de Ronda, y podía permitirme adquirirlos, algunos de mis compañeros/as disponían de un presupuesto universitario más ajustado y tenían
que ir a la biblioteca a consultar los textos de las asignaturas.
De golpe, los recuerdos me trasladaron a la biblioteca de la
Facultad de Derecho, en el Palo (Málaga), donde repasábamos las asignaturas
propias de la especialidad de Dirección y Gestión de la Licenciatura. Nos gustaba el ambiente de
esas instalaciones y cogíamos varios autobuses para desplazarnos. Básicamente, ese ha sido el papel de las bibliotecas en mi
vida: depósito de conocimiento y marco de convivencia y relaciones. ¿Y hoy?
Cuál es su función en esta sociedad virtual que nos toca?
María Jesús Lamarca Lapuente escribe en “El nuevo papel de las Bibliotecas”
(hipertexto.info)[2], que a los tradicionales servicios que prestan ofrecen estos centros,
los cuales se prestan de forma más eficiente gracias a la tecnología, hay que
añadir una serie de nuevos servicios relacionados con técnicas del análisis
documental para la búsqueda y acceso a la información on line, del tipo:
- indización y clasificación de los documentos hipertextuales,
- aplicación de los lenguajes documentales,
- elaboración de información electrónica (repertorios hipertextuales y bases de datos),
- utilización de las fuentes de referencia electrónica y para aplicar procedimientos de información automatizados que tengan en cuenta -y que conozcan- las necesidades informativas de los usuarios.
Para Antonio Calderón Rehecho, “Brecha digital y nuevas alfabetizaciones”
(UCM)[3], las bibliotecas serían el sostén
para mantener el aprendizaje a lo largo de toda la vida, acogiendo a todos aquéllos que por una razón u otra no
han tenido acceso a esa educación, o no tienen posibilidades de disponer de
recursos propios o, por distintos avatares, no pueden acercarse por sus propios
medios al lugar donde se encuentran.
Según Calderón, el Espacio Europeo de Educación Superior y
el Espacio Europeo de Investigación tienen como contrapartida el cambio de
modelo de las bibliotecas, que –al menos como tendencia- deben mirar a un
concepto nuevo, el Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación,
que conjugue servicios tradicionales de la biblioteca con otros nuevos relacionados con la producción de materiales en distintos soportes,
laboratorios de idiomas, espacios de trabajo individual y en grupo con
ordenadores y estaciones de trabajo... y donde se contemple de manera activa la
cooperación interdisciplinar y entre diferentes instancias universitarias.
Como ves, en contra de lo que se pueda pensar, las bibliotecas siguen teniendo un objetivo de conocimiento que cumplir, adaptándose a estos tiempos mediante la utilización de los recursos de la Red de Redes. ¿Pero es un nuevo papel o realmente es el mismo que cumplía la biblioteca de mi pubertad? Si puedes, recarga pilas en este fin de semana.
Como ves, en contra de lo que se pueda pensar, las bibliotecas siguen teniendo un objetivo de conocimiento que cumplir, adaptándose a estos tiempos mediante la utilización de los recursos de la Red de Redes. ¿Pero es un nuevo papel o realmente es el mismo que cumplía la biblioteca de mi pubertad? Si puedes, recarga pilas en este fin de semana.
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[1] Tamames, Ramón. Estructura Económica de España. Alianza Editorial. 1982.
[2] Lamarca, María Jesús. El nuevo concepto de documento en la cultura de la imagen. Hipertexto. Sitio visitado el 17/08/2012.
[3] Calderón antonio, “Brecha digital y nuevas alfabetizaciones”. UCM. Sitio visitado el 17/08/2012.