Fuente de la imagen: geralt en pixabay |
En relación al texto ¿A qué esperan? me remitió Antonio inventario de noticias del mismo miércoles (Gracias, amigo), haciéndose eco del enfrentamiento de los líderes políticos españoles, bajo el título “la broncopolítica se intensifica en el Parlamento”. Mientras leía los “dimes” y diretes” de unos y otros, me acordé del “cuento de la naranja”, que recientemente se lo he contado a mi alumnado del curso “Habilidades Comerciales”, acción formativa que referencié en “Habilidades Comerciales en tiempos de COVID-19” (abajo te inserto un corte del vídeo). Para ser justos, la historia la escuché por primera vez en la docencia de mi respetado profesor Andrés, en clase de Técnicas de Negociación (ver el explícito “El Cuento de la Naranja”). Decía el docente que cuando se negocia nos enfrentamos con necesidades, expectativas, objetivos, no con personas. En cualquier negociación debemos separar con claridad el QUÉ del QUIÉN y no caer en un intento de imposición de voluntades o intereses particulares.
Pero en España, la supuesta negociación entre los partidos políticos se ha convertido en una lucha donde cada parte trata de imponer su voluntad, buscando obtener el máximo rédito aparentemente ideológico. La moraleja de la historia de la naranja, aplicada a la política de mi país, podría ser que no siempre la solución a priori más lógica desde la óptica o en función de los intereses ideológicos de cada partido, tiene por qué ser la más acertada para el pueblo español, amalgama de conservadores, progresistas, liberales… monárquicos, republicanos, nostálgicos, independentistas… Si los partidos políticos separaran el “qué” del “quién” y, seguidamente, reflexionaran conjuntamente y sondearan otras opciones, enfoques o caminos, probablemente tropezarían con soluciones efectivas que beneficien al “conjunto” de la ciudadanía en estos difíciles momentos consecuencia de la COVID-19 y, de rebote, unos se llevarían la piel de la naranja y otros la pulpa. Fuente de la imagen: geralt en pixabay.