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Fuente de la imagen: mvc archivo propio |
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esde la semana pasada, estoy viendo en la televisión y leyendo en la prensa las espontáneas manifestaciones, consecuencia de las medidas de ajustes dirigidas a todas las clases sociales, exceptuando a las grandes fortunas, bancos y allegados, aprobadas por el gobierno español para presuntamente salir de esta crisis que ahoga. El contenido de las imágenes, la información de los relatores y los textos de los redactores, me hacen pensar que estas protestas van dirigidas contra los líderes políticos y contienen una invocación al liderazgo fuerte, empático, fervoroso, eficiente. En una palabra: liderazgo. Lo anterior me lleva a la reflexión de que es una oportunidad para que estos “buenos líderes”, aún latentes, que para mí deben catalogarse como los verdaderos líderes, se pongan al frente de la sociedad, colocando las necesidades del país por encima de la de sus grupos religiosos, lobbies financieros, partidos políticos, regiones, comarcas, localidades, tribus y, por supuesto, de sus personalismos o debilidades.
¿Por un momento has pensado que dentro de ti se encuentra germinando la semilla del necesario liderazgo que, junto con el de otros, nos guíe a todos hacia la luz que inicia una nueva época? En ese caso, te animo a que participes en la conformación del conjunto de capacidades colectivas que derriben despropósitos, incompetencias, servidumbres, sectarismos, incoherencias, ligerezas, inconsistencias, exabruptos, desatinos y liberalidades, estimulando la mente de la sociedad, de forma que rememos con frenesí para llegar por fin al buen puerto. Ese liderazgo colectivo y proactivo conformará una solución, la solución, en el sentido de qué queremos hacer y cómo lo vamos a hacer, asumida con responsabilidad, desenlace en el que participemos todos de forma activa, tomando la iniciativa en la generación de praxis creativa y enérgica, que posibilite que el “qué” y el “cómo” se materialicen en cada instante del camino (fuente de la imagen: sxc.hu).