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En mentideros de buena tinta se rumorea que algunos de estos individuos, en privado, comienzan a reconocer haber emperifollado año tras año las cuentas. A su vez, los accionistas empiezan a desconfiar seriamente de sus estrategias y capacidades. Por otro lado, si todavía existe alguna coyuntura de salvar el barco, la crisis es una oportunidad para quitarse de en medio a estos asesores, staffs y ejecutivos cantamañanas, practicadores del cabildeo de tres al cuarto y miembros del “selectivo” club que con sus acciones han tirado la economía a un profundo pozo de lodo y mierda. Por su parte, el regulador debería legislar contra ese saber hacer, ya sean esas cuentas retorcidas “pro-formas”, instrumentos sacados de sus chisteras, opciones sobre acciones, activación de beneficios no materializados, etc. Por su parte, la Sociedad que les rodea, tendría que reflexionar la posibilidad de excomulgarlos y desterrarlos a una isla incomunicada, donde ellos se guisen y se coman sus mentiras y se "maniqueen" unos a otros. Un arduo trabajo, lo sé, pero necesario para retomar el camino que nunca se debió dejar de transitar (fuente de la imagen: stock,xchng). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: mvc archivo propio.