Fuente de la imagen: Claro y breve (M. Velasco, 2013)
El verdadero valor de un Canal de Denuncias, conocido formalmente en mi país como Sistema Interno de Información (SII), reside en que cualquier persona se sienta totalmente libre y segura para hablar sobre posibles irregularidades, sin el temor de sufrir consecuencias. Este miedo a las represalias es el mayor obstáculo para la integridad, por lo que se prohíbe castigar a quien informa (M. Velasco, 2023)[1]. Una vez que el sistema está en marcha y funcionando, el trabajo no termina; de hecho, una de las fases más importantes es la de Gestión Continua, que se centra precisamente en vigilar de cerca el entorno de la persona que ha decidido informar. Esto implica una monitorización constante y activa: el equipo responsable debe estar atento a cualquier señal de alarma. Por ejemplo, si una persona informa sobre un posible fraude en su departamento y, poco después, su jefe o jefa le niega sin justificación una formación a la que tenía derecho, o le asigna tareas humillantes, o si ve su evaluación de desempeño injustamente rebajada, o es trasladada de forma inesperada a un puesto peor, eso son claros indicios de una previsible represalia. La organización debe actuar como un vigilante proactivo, realizando un seguimiento discreto con la persona informante y comparando sus condiciones laborales con las de sus compañeras y compañeros para asegurarse de que no hay ningún trato desfavorable.
Este compromiso de protección se vuelve creíble únicamente si se acompaña de una respuesta inmediata y contundente contra quien infrinja la prohibición de castigar a quien informa. Las empresas deben dejar claro, en su normativa interna, que tomar represalias se considera una falta muy grave y que las consecuencias serán severas, como una suspensión de empleo y sueldo o, incluso, el despido inmediato, sin importar el cargo de la persona infractora. La sanción busca castigar el mal comportamiento y tiene un propósito ejemplarizante: envía un mensaje claro a toda la plantilla de que la organización se toma muy en serio la protección de sus informantes. Si alguien, por ejemplo, intenta crear un ambiente hostil a través de rumores o excluyendo socialmente a la persona que informó (lo que se conoce como "mobbing" u ostracismo), la respuesta debe ser rápida. Si la persona responsable de la represalia es, pongamos por caso, una directiva de alto nivel, su sanción debe ser visible y rápida para demostrar que no hay trato de favor y que la cultura de integridad está por encima de la jerarquía. Este nivel de vigilancia constante y la certeza de que habrá una sanción inmediata y justa es lo que realmente genera la confianza necesaria para que cualquier empleada o empleado se atreva a utilizar el Canal de Denuncias, asegurando así que las irregularidades salgan a la luz y se corrijan a tiempo.