lunes, 28 de junio de 2021

Quien se aleja de su casa ya ha vuelto

Fuente de la imagen: archivo propio
En ¿El secreto de Leibniz?[1] Te contaba el rumor acerca de que Leibniz, descubridor del cálculo infinitesimal e inventor del sistema binario, que solo utiliza dos signos y es usado hoy en día en casi todas las tecnologías informáticas, conoció el I Ching o Libro de las Mutaciones, que también se sirve de ese sistema de numeración, a través de una carta que le envió Joachim Bouvet, misionero jesuita en la China del siglo XVII. No sería de extrañar que ese texto adivinatorio, moral, filosófico y cosmogónico, fuera manejado no solo como base de su famoso procedimiento de cálculo y distribución, sino, también, en sus valiosas, numerosas y aún desperdigadas reflexiones, pronósticos, contribuciones.

El caso es que en el fin de semana pasado, de las dos versiones que andan cogiendo polvo en la estantería[2], he estado consultando la más antigua, de Richard Wilhelm, un trabajo más completo, con presentación y notas de D. J. Vogelmann, prólogos de C.G. Jung, Richard y Hellmut Wihelm y el poema de Jorge Luis Borjes “Para una versión del I King”, algunos de cuyos versos me tomo la libertad de transcribir a continuación: “El porvenir es tan irrevocable como el rígido del ayer. No hay una cosa que no sea letra silenciosa de la eterna escritura indescifrable cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja de su casa ya ha vuelto”. Parte de este texto también se ha editado en el sitio book—post, bajo el título “I Ching”.
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[1] Velasco Carretero, Manuel. ¿El secreto de Leibniz? 2007. Sitio visitado el 28/06/2021.
[2] Wilhelm, Richard. I Ching. El Libro de las Mutaciones. 1976. Ed. Edhasa. Bergamino Donatella; Meldi, Diego. I Ching. Ed. Libsa. 2003.