lunes, 21 de septiembre de 2020

Quitándole el polvo acumulado en la estantería

Fuente de la imagen: archivo propio
Por textos como “El maltrato profesor-alumno”, “Pastor y porquero”, “Máquina trituradora de niños¡Ahí va el niño perdío! Recordando al "niño perdío" o El "niño perdío" llegó a la universidad, sabes que me incorporé tarde y mal a la enseñanza reglada. Mientras llegó ese traumático momento, recuerdo una “cartilla parvularia” (creo que se titulaba “Mi cartilla”), que contenía letras y palabras con las que supuestamente aprendí a leer “de aquella manera” (mi caligrafía es peor). Igualmente ayudó la escucha de la lectura de libros de caballería realizada por mis hermanos mayores, en el crepúsculo de los fríos inviernos de la niñez, en torno al calor de las ascuas de la gran chimenea que presidía el salón de la vivienda agrícola-ganadera donde vivíamos, en pleno corazón de la profunda y dura Serranía de Ronda. 

Y también recuerdo el hojeo de los tomos de la enciclopedia “Álvarez”, utilizada por parientes que me precedieron, sobre todo el ejemplar más gordo, con la letra muy pequeña. Después, en el apretado y rápido paso por le EGB y, luego, el instituto, no me encontré con ninguno de esos libros, pero sí con otros igualmente voluminosos (ver “Especialmente gordos y densos”). El caso es que, transcurridas unas décadas, me topé en una de las librerías que me gustaba frecuentar, con facsímiles de la enciclopedia imprimidos por la editorial EDAF. A falta de “Mi cartilla” y la enciclopedia de iniciación profesional, decidí adquirir "El parvulito" y los textos correspondientes al "Primer grado", "Segundo grado" y "Tercer grado", como recuerdo[1]. En el fin de semana pasado he estado quitándoles el polvo acumulado en la estantería y rehojeándolos.

Siguiendo a Elena Pita[2] y a Eduardo Connolly[3], la enciclopedia Álvarez durante unos años casi monopolizó la asignación de textos al abrigo del ordenamiento jurídico de enseñanza primaria del anterior régimen. Dejando a un lado el tema doctrinal o político del momento, Elena y Eduardo coinciden en la amplitud de materias que se recogían, desde la Lengua, hasta la Historia, pasando por Geografía, Geometría, Naturales…[4] Según Pita, el autor, Antonio Álvarez Pérez, era meticuloso, riguroso y eficiente en lo que a la elaboración de contenidos para las materias y conocimientos del plan de estudio que impartía, animándole su entorno a que difundiera su trabajo didáctico[5]. Parte de este texto también se ha editado en el sitio book—post, bajo el título “Enciclopedia Álvarez”. Fuente de la imagen: archivo propio. 
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[1] Álvarez Pérez, Antonio. Enciclopedia Álvarez. Edición facsímil editorial EDAF. 1997. 
[2] Pita, Elena. “Antonio Álvarez”. Meacuerdo. Entrevista al Diario Mundo.- La Revista del 7 de diciembre de 1997. Sitio visitado el 21/09/2020. 
[3] Connolly, Eduardo. La Enciclopedia Álvarez. Un mito gestado en Valladolid. Vallisoletvm. 2009. Sitio visitado el 21/09/2020. 
[4] El recurso pedagógico se completaba con cuadernos de ejercicios adaptados a cada bloque temático.
[5] En  el subtitulo rezaba "Intutitiva, sintética y práctica". Sus detractores le achacaban su descarado adoctrinamiento político y su "tuneo" de otras enciclopedias de regímenes anteriores.