miércoles, 16 de octubre de 2013

Individuo sostenible

Fuente de la imagen: archivo propio
Ajustado día el martes, iniciándose con los últimos retoques a una calificación concursal y finalizando con la paciente observación del juego del partido futbolístico entre España y Bielorrusia. En medio, un batiburrillo de tareas no menos importantes, desde rematar un trabajo universitario sobre la Ley D´hont, hasta iniciar la participación en un foro. 

Las enmarañadas realidades profesionales, la dinámica social, las derivaciones económicas y el embudo de los métodos, procesos y tecnología del día a día que me envuelve, apremian la necesidad de formalizar de vez en cuando un “kit kat” como el del instante de la foto, que posibilite examinar el cambiante contexto de la vereda por la que camino (Fuente de la imagen: archivo propio).

Por otro lado, no me queda otra opción que reinventarme en cada minuto, encontrarme siempre  presto, liviano de alforjas, actualizarme en procesos tecnológicos y preparado para, en cualquier momento, zarandearme hacia la trayectoria que revelen los rápidos acontecimientos que se van sucediendo imperceptiblemente. 

Parafraseando la definición ecológica de “sostenibilidad”, en el sentido de cómo los sistemas biológicos se mantienen diversos y productivos con el transcurso del tiempo, equilibrio de las especies con los recursos de su entorno, transito hacia el concepto “individuo sostenible”, debido a esa analogía con la disposición de cambio, que tiene que acompañarme en el ejercicio de equilibrio y adaptación continua al variopinto y riesgoso cúmulo de decisiones a tomar diariamente, para sobrevivir en este mundo económico, financiero y social diseñado por los otros.