Fuente de la imagen: aitoff en pixabay |
Por lo visto, hasta el momento estos perfiles no han sido valorados y, por derivación, escasamente
invitados a sus aulas, ya que esos espacios formativos, hasta hace poco
tiempo, eran ocupados por estrellas, impartiendo clases
magistrales. Pero en este cambio de época que vivimos, las escuelas de negocio
parece que, queriendo u obligadas por las circunstancias, están sustituyendo el
chip y la moda va a ser “menos estrellas y más estrellados”.
Me parece bien. No tengo nada en contra de los directivos
estrella, con un expediente inmaculado de éxitos, concatenados uno tras otro.
Pero me atrevo a decir que el 99% del tejido empresarial e institucional de mi
país no es 100% de algodón o de pura lana virgen. Y ahora la crisis pone más
fácil la argumentación de ese noventa y nueve por ciento. Lo raro o
excepcional, por no decir imposible, es encontrar a una dirección general
exenta de problemas y bendecida en cada una de las decisiones tomadas a lo largo y a lo ancho del camino transitado.
Así que si tienes entre 50 y 99 años (los límites del intervalo son subjetivos) y tu currículo está plagado
de experiencias traumáticas o sensibles, que en tu DAFO las catalogabas como
una debilidad a nivel interno y una amenaza en el marco externo, la nueva época
da la vuelta a la tortilla y puedes sentir internamente una reconocida
fortaleza y externamente valorar una tremenda oportunidad. Por lo que no te
extrañe que te llamen de unos de estos centros de alto rendimiento para impartir
un módulo, una charla, unas jornadas, staff pedagógico… retribuido, por
supuesto (Fuente de la imagen: sxc.hu). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: aitoff en pixabay.