Fuente de la imagen: Myriams-Fotos en pixabay |
Se me cruzó por la mente la visión futurista dentro de unos meses, en la cola del palo paro o recostado en el sofá de sus moradas. ¿Se acordarían de las quejas de ayer? ¿Se lamentarían de no haber aprovechado el momento y aportado riqueza de conocimiento a su labor y al proyecto en el que estaban asignados? Estuve a punto de decir: “Valorar lo que se tiene, antes de que se pierda”, pero la educación me pudo y me mordí la lengua. Lo cierto es que a veces se nos va la olla y valoramos poco o nada lo que tenemos y, por el contrario, ponemos un precio muy alto a cuestiones que en la mayoría de los casos son tonterías o no tienen sentido.
Tampoco caemos en que podemos ser la llave que soluciona muchos de los posibles problemas. Tiene que llegar el día después para darnos cuenta de lo que realmente hemos perdido y del verdadero valor que tenía. Así que pensaré dos veces antes de pensar expresar: “Vaya mierda de trabajo, de desorganización, de equipo, de compañeros/as, de directivos…”, intentaré valorar objetivamente lo que tengo y puede que me lleve una agradable sorpresa o, al menos, seré más objetivo a la hora de mantener ese pensamiento (Fuente de la imagen: sxc.hu). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: Myriams-Fotos en pixabay.