domingo, 19 de septiembre de 2010

Lobbying de tres al cuarto

Fuente de la imagen: mhouge en pixabay
Varias veces he escrito en este blog que lo que no hagamos nosotros para salir de la crisis, no nos lo van a hacer “los otros”, ya sean éstos decadentes lobbys totalitarios, cantamañanas o temporeros. El cambio de época en el que estamos inmersos demanda empresas ágiles, impregnadas de moralidad y buen hacer, con reducidos costes de estructura, fluidos y flexibles equipos de colaboradores y dimensiones ajustadas a las realidades de sus mercados locales o comarcales, que no globales. 
Por su parte, la administración pública, obligada por el brutal déficit, cada vez más demanda el perfil de proveedor comentado en el párrafo anterior, para proyectos de colaboración realistas. Las instituciones privadas ni te cuento. 

Por lo que aquellas organizaciones que pretendan seguir trasladando sus pesadas y sobredimensionadas estructuras a sus empresas participadas o, incluso, a sus cautivos clientes, prometiendo beneficios futuros que nunca llegan, a fuerza de utilizar su denostado perfil lobby con el censurable fin de influir en las decisiones de instituciones públicas y privadas, para garantizar utópicos márgenes brutos, van cuesta abajo y sin frenos. Lo que no se sostiene económica, financiera, logística, laboral y comercialmente, es indefendible, arbitrario y quimérico, por mucho lobbying o cabildeo de tres al cuarto de sus totalitarios, impositores y ñoños directivos. 

Se necesita emprendimiento construido a base de ética, proactividad y buena gente, con técnicas de administración sencillas y, sobre todo, expeditivas, así como ceñidos costes de administración, lo que se entiende por gastos generales, incluyendo los servicios externos de todo tipo relacionados con alquileres de oficinas, gestión y coordinación. En síntesis. ofreciendo verdadero y legal valor para el cliente (dibujo de imagenes-gratis.com). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: mhouge en  pixabay.