lunes, 4 de junio de 2007

Orejas de burro le vamos a poner

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
No podemos negar que estamos en una sociedad donde luchar por ser mejor que los demás es el pan de cada día. Me quedé perplejo cuando, al ver sus esfuerzos en la superación de un problema colectivo, le empecé a cantar a mi querubín: “No sabe, no sabe y tiene que aprender...” Antes de decir “… orejas de burro le vamos a poner”, se me enfada y se lanza hacia el objetivo que quería superar[1]

Creedme que en la relación “padres – hijos” al menos conscientemente procuro inculcarle otros valores, como la colaboración, la participación, el equipo. Esa actitud competitiva a tan temprana edad la ha debido beber en otras fuentes. Pienso que cada persona es una creación única, por lo que nuestro camino formativo y profesional es privativo, exclusivo magnífico, sublime, insuperable. 

La competición te hace compararte de forma continua con otros, lo que implica que tu desarrollo y evolución depende de terceros. Si cambiamos el chip, pensamos en participar, aportar valor, entenderemos, sentiremos y viviremos en el país de la interdependencia, y eso será mejor. Que tengáis una buena semana (Fuente de la imagen: sxc.hu)[2]
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[1] Después, me regañaron por cantarle esa negativa canción.
[2] Imagen incorporada con posterioridad; fuente: mvc archivo propio.