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| Fuente de la imagen: Señorío de Gayán. Sitio vinopost (M. Velasco, 2025) |
La amargura de la amiga era palpable. Asentí lentamente, sintiendo el eco de su queja resonar en el retrogusto persistente y especiado del Gran Reserva, ese que la recomendación describió como "su elegante final". Bebí de la copa, sintiendo la acidez equilibrada del Cariñena antes de responder: "Bienvenida al club, Inma". Le expliqué que también había sufrido ese desafuero en mis propias carnes; una institución que supuestamente exige ser un excelente docente, pero que, a la hora de evaluar la valía, hace caso omiso a las horas de tutoría, a las evaluaciones brillantes del alumnado, a las varias titulaciones universitarias o a esa valiosa mochila cargada de experiencias profesionales del "mundo real". "El sistema premia el 'publica o perece'," (M. Velasco, 2025)[2], concluí, "y para las comisiones de evaluación de méritos, un paper en una revista obscurece todo el valor añadido que se aporta a la formación práctica de los estudiantes". El tinto, con su cuerpo robusto, ofreció un consuelo tánico a nuestra mutua resignación ante las prioridades académicas que, a menudo, desatienden la vocación docente y la experiencia aplicada.
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[1] Velasco-Carretero, Manuel (2025). Señorío de Gayán. Sitio vinopost. Visitado el 26/10/2025.
[2] Velasco-Carretero, Manuel (2025). Docencia VS Paper. Sitio visitado el 26/10/2025.