La tarde la pasé preparando el contenido de las clases de un tema que, aunque a veces puede parecer complicado, es fundamental para nuestro bienestar y el del planeta: la gestión de residuos. Porque ¿Alguna vez te has preguntado qué sucede con la basura que generamos? Aprovechándome de los apuntes empezaré poniéndote encima de la mesa una realidad que todos enfrentamos: la cantidad de residuos que nos rodea por doquier, convirtiéndose en un problema ambiental de primer orden. Pero no sólo es la cantidad lo que importa, sino también la calidad de esos residuos, ya que muchos de los materiales que desechamos, como plásticos y metales, no son biodegradables y pueden permanecer en el medio ambiente durante siglos, por no hablar de que la mezcla de diferentes tipos de residuos complica aún más su gestión. Probablemente coincidirás conmigo en que la gestión de residuos no es solo un tema ambiental; es una cuestión de salud pública, puesto que cuando no los gestionamos adecuadamente, indudablemente ponemos en riesgo nuestra salud y la de las futuras generaciones. Pero no todo son malas noticias, también hay algunas buenas, como pueden ser las formas de abordar este problema, encontrándose una de las claves en la conocida como las 3R (M. Velasco, 2019)[1]: reducir, reutilizar y reciclar. Reducir en el sentido de disminuir los residuos que generamos[2]. Reutilizar implica encontrar nuevas formas de usar los objetos antes de desecharlos[3]. Reciclar como el proceso de convertir materiales usados en nuevos productos[4]. En cuanto al ordenamiento jurídico, la gestión de residuos está regulada por una serie de normativas que buscan proteger nuestro medio ambiente.
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En la Unión Europea, la Directiva Marco de Residuos establece un marco legal que todos los países miembros deben seguir, normativa que promueve la jerarquía de residuos y la responsabilidad ampliada del productor. En España, existen leyes específicas que complementan la normativa europea, como la Ley de Residuos y Suelos Contaminados. Leyes que establecen objetivos claros para la reducción de residuos y fomentan el reciclaje, siendo un aspecto crucial de esta normativa la separación en origen[5]. No obstante, a pesar de estos avances[6], existen todavía innumerables retos en la gestión de residuos, siendo uno de los mayores hándicap la falta de conciencia y educación sobre la importancia de reducir y reciclar, la obsolescencia programada[7] o la insuficiente infraestructura para la gestión de residuos en muchas áreas, no existiendo, a menudo, suficientes contenedores para la separación de residuos, lo que lleva a la confusión y a la mezcla de materiales. Pero terminemos viendo nuevamente la “botella medio llena”, dado que no todos son retos, también existen oportunidades, porque cada vez más empresas están adoptando prácticas sostenibles y los consumidores demandan productos responsables, lo que crea un mercado para la innovación en la gestión de residuos, siendo la economía circular un planteamiento clave, al pasar del modelo lineal de "usar y tirar", a buscar que los productos sean utilizados múltiples veces y que los residuos se conviertan en recursos, beneficioso para el medio ambiente y económicamente viable. Te dejo un video tutorial, alojado en mi canal de Youtube. Fuente de las imágenes: mvc archivo propio.
[2] Esto puede ser tan simple como optar por productos con menos embalaje o evitar el uso de plásticos de un solo uso.
[3] Por ejemplo, usar frascos de vidrio como recipientes de almacenamiento.
[4] Esto no solo ahorra recursos, sino que también reduce la cantidad de residuos que terminan en vertederos.
[5] En el sentido de clasificar los residuos en casa, separando los orgánicos, plásticos, papel y otros materiales, clasificación esencial para que los residuos puedan ser tratados adecuadamente y reciclados.
[6] Propiciados por el ordenamiento jurídico de aplicación.
[7] Donde los productos están diseñados para tener una vida útil corta, también contribuye a la generación de residuos.