Fuente de la imagen: mvc archivo propio |
Creo que comprenderás mejor que llegara a preguntarme si el pelo tenía alma. Te cuento lo anterior, porque la tarde del viernes la pasé revisando contenido relacionado con el emprendimiento en la especialidad de técnico superior en estilismo y dirección de peluquería y, claro, los recuerdos fluyen a borbotones. En el sitio Economía Sostenible, bajo el título “Hacia un corte de pelo sostenible”[2], reflexionaba acerca del recorrido existencial desde la barbería tradicional a la peluquería sostenible. Y es que, siguiendo a V. Sherrow[3], la profesión de peluquería se adentra bastante en la Historia Antigua, encontrándose arte representando a personas trabajando el cabello de otros "individuos". El término barbero viene de cortar, afeitar la barba y, ya puestos, rasurar el cabello. De ahí surge la barbería, oficio que también tocaba venta de pomadas, ungüentos y hasta “cuestiones dentales o médicas” si se terciaban[4] (sacar dientes, hacer sangrías…).
Conforme la medicina y los servicios sanitarios evolucionaron en técnica y calidad, la barbería volvió a centrarse en su actividad originaria y poco a poco el concepto fue cediendo terreno en favor de la peluquería para hombre, mujer o unisex. En paralelo al avance tecnológico, los instrumentales manuales de corte de pelo (todo un despliegue de tijeras y elementos auxiliares), fueron sustituidos por un amplio abanico de herramientas y equipos electrónicos, desde maquinillas para cortar el pelo a equipos de secado. En la actualidad, si bien siguen subsistiendo en barrios y pueblos, junto a las tradicionales peluquerías de hombre o de mujer, se va instaurando el concepto de negocio “unisex” como emprendimiento, aprovechando la formación profesional y la experiencia práctica de la persona emprendedora. El medioambiente, la sostenibilidad o la tecnología influyen en un negocio de peluquería que pretenda ser innovador.
En estos actuales modelos de negocio, al abrigo de los nuevos descubrimientos estéticos y medicinales, se procura el cuidado de la piel y el cuero cabelludo, al tiempo que se aboga por un uso sostenible de equipos y materiales, en armonía con el medioambiente. Para H. Márquez[5], los servicios estéticos siempre se han percibido como una oportunidad de negocio rentable en lo que a la economía se refiere. No obstante, este sector no ha escapado de los efectos de la globalización, de los derechos de los trabajadores y de los consumidores o la apuesta por un mundo más sostenible, transformándose en un espacio generador de calidad en el servicio y donde se promueven la práctica de habilidades como pueden ser la gestión de personas, tanto en el clima organizacional como en el desempeño del oficio. Arriba te dejo una foto del que te escribe, de pequeño, posando para el fotógrafo[6], después de un corte de pelo realizado en la barbería de la Plaza de Toros de Ronda. Fuente de la imagen: mvc archivo propio.
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[1] Velasco Carretero, Manuel. Llegué a preguntarme si el pelo tenía alma. 2019. Sitio visitado el 26/06/2022.
[2] Velasco Carretero, Manuel. Hacia un corte de pelo sostenible. Sitio econopost. 2020. Visitado el 26/06/2022.
[3] Sherrow, Victoria. Encyclopedia of hair: a cultural history. Greenwood Publishing Group. 2006.
[4] Pickover, Clifford. El libro de la medicina. Ed. Librero. 2019.
[5] Márquez, Harrison. Styling: The Evolution of an office. Ed. UCV. 2018.
[6] Otra profesión tradicional en plena reconversión.