Fuente de la imagen: archivo propio |
Indica el GE que tanto los alimentos que se aproximan a la fecha de caducidad como a la de consumo preferente indicada en la etiqueta pueden venderse, adquirirse y consumirse y no deben de acabar en la basura. La primera prioridad es que se donen a organizaciones sin ánimo de lucro o bancos de alimentos para que los consuman las personas que los necesiten. Los alimentos que no se vendan pero que estén en condiciones óptimas de consumo tendrán que transformarse en otros, como zumos, mermeladas o cremas. Cuando no sean aptos para el consumo humano, se plantea la posibilidad de que se usen como subproducto de la alimentación animal o fabricación de piensos, para la industria, para la obtención de compostaje o para la obtención de biogás u otro tipo de combustible.
Me gusta la propuesta de que los establecimientos de hostelería, como bares y restaurantes, tendrán que ofrecer a sus clientes la posibilidad de que se lleven, sin coste adicional, lo que no hayan consumido. Igualmente, aquellos productos con fecha de consumo preferente vencida, como el aceite de oliva virgen, que siguen siendo consumibles, deberán presentarse al consumidor de forma separada y claramente diferenciados del resto, con precios inferiores, o destinarse a la donación. Finalmente, las tiendas con una superficie superior a los 400 metros cuadrados, tendrán que habilitar un lugar para colocar los productos que estén en condiciones perfectas para el consumo, pero que tengan mala apariencia[5]. Fuente de la información: GE. Fuente de la imagen: archivo propio.
____________________________
[1] Velasco Carretero, Manuel. El desperdicio alimentario en mi país (2018), Devolviendo el plástico - Return the plastics (2021), Estrategias para proteger la Tierra (2019) o el explícito Cero Desperdicio (2019). Sitios visitados el 12/10/2021.
[2] España es el tercer país de la Unión Europea que va a legislar en materia de despilfarro alimentario, tras Francia e Italia, si bien lleva años haciendo campañas que apuestan por una alimentación sana, segura, sostenible y a buen precio.
[3] Los hogares españoles tiraron a la basura más de 1.300 millones de kilos de alimentos sin consumir, una media de 31 kilos por persona. Ante estos datos, el ministro ha explicado que la futura ley trata de atajar un triple desperdicio: económico, medioambiental y moral.
[4] La futura ley contempla incentivar la venta de alimentos de temporada, de proximidad, ecológicos y a granel.
[5] Parte de este texto se ha editado en el sitio gastropost, bajo el título "Prevención Desperdicio Alimentario".