miércoles, 15 de abril de 2020

Psy Cap en la gestión de crisis de la COVID-19

Fuente de la imagen: Engin_Akyurt en pixabay
Hace más de una década, en “Capital psicológico”, me apoyaba en la definición de este concepto a partir de un artículo de la entonces decana de Psicología del Instituto de Empresa, Cristina Simón, con Wharton University, leído en América Economía, como ese “conjunto de características positivas de personalidad que desplegamos en la vida profesional y que, puestas al servicio de los contextos de trabajo, pueden marcar una diferencia en los resultados obtenidos”. Además de la motivación orientada al cumplimiento de un objetivo y la confianza en la resolución positiva de acontecimientos futuros, hay que tener capacidad de afrontar sostenidamente condiciones adversas o arriesgadas, lo que se llama resiliencia, y, finalmente, autoconfianza, es decir, seguridad en las propias capacidades para conseguir las metas propuestas. Según Cristina, la resiliencia y el optimismo realista, pueden ayudar a mejorar la percepción de la crisis económica, al adoptarse una visión optimista de las circunstancias, que mejore la situación de la persona en el largo plazo. 

Con lo cual, entramos en lo que se conoce como “capital psicológico positivo”, que Luthans y Youssef[1] lo definen como “el estado positivo y de desarrollo de un individuo que se caracteriza por una alta autoeficacia, optimismo, esperanza y resistencia”. Y es que, según los autores, durante décadas, la psicología se ha asociado principalmente con el tratamiento de enfermedades mentales, aunque otras áreas de investigación y aplicación han existido desde sus orígenes. A finales del siglo XX, un nuevo enfoque en psicología ganó popularidad: la psicología positiva, el estudio del funcionamiento humano óptimo, que el psicólogo Martín Seligman[2] lo encauza como ese intento de responder al sesgo sistemático inherente al énfasis histórico de la psicología en la enfermedad mental más que en el bienestar mental, principalmente enfocándose en dos objetivos psicológicos olvidados pero clásicos: ayudar a las personas y realización plena del potencial del ser humano. 

Siguiendo con Luthans y otros, a partir de construcciones de psicología positiva e investigación empírica, se determinaron cuatro recursos psicológicos para cumplir mejor con los criterios de inclusión científica del conportamiento organizacional positivo: esperanza, eficacia, resiliencia y optimismo, calificándolos como “capital psicológico” o “PsyCap”. En un reciente seminario web (webinar), organizado por la Universidad Udima, el experto José Manuel Chamorro Laborda[3] trató sobre las organizaciones positivas y la importancia de desarrollar el Capital Psicológico de las personas, abordando el concepto de "Psy Cap" y su repercusión en las empresas y en sus resultados. Coincido con la organización del seminario que la crisis desencadenada por el Covid-19 ha modificado todos los escenarios previstos, generando elevados niveles de incertidumbre y desconcierto en las personas. Cierto que ahora más que nunca, se necesitan organizaciones positivas, que identifiquen y potencien el capital psicológico de sus empleados. A continuación inserto el vídeo de la ponencia, alojado en Youtube cortesía de UDIMA. Fuente de la imagen: Engin_Akyurt en pixabay.
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[1] Luthans F., y Youssef, CM. Gestión del capital psicológico humano, social y ahora positivo: Invertir en las personas para obtener una ventaja competitiva. Edit. Dinámica organizacional, 2004. 
[2] Seligman, Martín. Felicidad auténtica: uso de la nueva psicología positiva para realizar su potencial de cumplimiento duradero. Nueva York: Free Press. 2002. 
[3] Consultor en Gestión de Personas. Profesor de postgrado. Psicólogo Organizacional.