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Hace unos años, pensaba que ser voluntarioso y optimista, era suficiente para tener éxito profesionalmente, Las lecturas sobre inteligencia emocional reafirmaron esa tesis. Pero parece que en el trabajo se necesita algo más y a todo ello le han puesto un nuevo nombre: “capital psicológico“. En una entrevista a Cristina Simón, decana de Psicología del IE, con Wharton University, leída en América Economía, el capital psicológico es “un conjunto de características positivas de personalidad que desplegamos en la vida profesional y que, puestas al servicio de los contextos de trabajo, pueden marcar una diferencia en los resultados obtenidos”.
Además de la motivación orientada al cumplimiento de un objetivo, y la confianza en la resolución positiva de acontecimientos futuros, hay que tener capacidad de afrontar sostenidamente condiciones adversas o arriesgadas, lo que se llama resiliencia, y, finalmente, autoconfianza, es decir, seguridad en las propias capacidades para conseguir las metas propuestas. Según Cristina, la resiliencia y el optimismo realista, pueden ayudar a mejorar la percepción de la crisis económica, al adoptarse una visión optimista de las circunstancias, que mejore la situación de la persona en el largo plazo.
En referencia a la inteligencia emocional, apunta la probabilidad de que el concepto de capital psicológico sustituya a la inteligencia emocional como herramienta de desarrollo de gestores y empleados, pues cubre el doble objetivo de generar mejores resultados y crear ambientes de trabajo más saludables. En esta última idea difiero. Pienso que el concepto "inteligencia emocional" es más general y abarca la vida personal, la profesional, la colectiva... y el "capital psicológico", al menos por ahora, se centra en la actividad laboral, profesional, empresarial (imagen de gifmania.com). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: Dkunert en pixabay.