jueves, 27 de diciembre de 2018

Estado de la competitividad regional en mi país

Fuente de la imagen: portada del informe
La tarde del miércoles la pasé hojeando el Informe de la Competitividad Regional en España 2018, editado por el Consejo General de Economistas (CGE) y que me envió el Colegio donde me encuentro integrado[1]. Sus autores[2] han identificado, por una parte, los ámbitos de la economía en los que existen ventajas o deficiencias a nivel regional[3] y, por otra, han analizado las deficiencias estructurales de la competitividad regional y observado las tendencias y cambios experimentados en los diferentes ejes de competitividad, constituyendo una herramienta útil para la toma de decisiones en el ámbito de la política económica. El diagnóstico recogido en el informe se realiza a partir de los resultados del Índice de Competitividad Regional (ICREG), que se ha elaborado para las 17 Comunidades Autónomas a partir de 53 variables o indicadores estructurados en torno a siete ejes competitivos que permiten identificar las fortalezas y debilidades competitivas: entorno económico, capital humano, mercado de trabajo, entorno institucional, infraestructuras básicas, entorno empresarial e innovación[4]

Entre los principales datos analizados, el CGE destaca algunos. Por ejemplo, en 2017, Comunidad de Madrid, País Vasco y Comunidad Foral de Navarra son las Comunidades más competitivas, en este mismo orden mantienen primeros lugares delranking e integran el grupo de competitividad relativa ALTA. Extremadura, Andalucía, Canarias, Castilla-La Mancha e Islas Baleares obtienen los menores valores del ICREG, se corresponden con las CCAA menos competitivas y forman el grupo de competitividad relativa BAJA. En los estratos intermedios, Cataluña, Aragón, y La Rioja se sitúan en el grupo de competitividad relativa MEDIAALTA; mientras Castilla y León, Principado de Asturias, Cantabria, Galicia, Comunidad Valenciana y Región de Murcia integran el grupo de CCAA con nivel competitivo relativo MEDIO-BAJO. La ordenación de las Comunidades Autónomas y la composición de los grupos permanecen prácticamente inalteradas respecto a 2016. Únicamente, Islas Baleares desciende un nivel competitivo (MEDIO-BAJO a BAJO).

Asimismo, las regiones más competitivas son las que se encuentran en el interior del “triángulo competitivo” formado por los vértices de País Vasco, Cataluña y Comunidad de Madrid. En conjunto, la competitividad estructural, en promedio de las 17 Comunidades Autónomas, aumentó un 4,3% en 2017. Este crecimiento debe interpretarse en términos comparados, es decir, respecto a su variación, superior o inferior, en otros años. Siguiendo este planteamiento, esta cifra supera con creces el crecimiento medio del periodo 2008-2017 (1,5%), si bien es la tasa más baja de las obtenidas en el periodo de recuperación 2013-2017, lo que concuerda con la desaceleración económica apuntada en numerosos informes. Las CCAA que reducen más intensamente la brecha competitiva, es decir, aumentan su puntuación del ICREG respecto a los valores medios, son Canarias, Extremadura, Andalucía y Castilla-La Mancha, que presentan un fuerte dinamismo en términos competitivos en 2017. Todas las CCAA superan en 2017 los niveles competitivos previos a la crisis (año 2008)[5].

En 2017, los ejes que muestran un mejor comportamiento en la mayoría de las CCAA son entorno económico, mercado de trabajo y capital humano. En el lado opuesto, los ejes de entorno institucional y eficiencia empresarial son los que presentan peores resultados. El Informe pone especial énfasis en la necesidad de actuar sobre los factores que estructuralmente lastran la competitividad de las CCAA, como es, por un lado, la baja productividad[6], debida, entre otras causas, al reducido tamaño medio de las empresas, la insuficiente inversión en innovación tecnológica y la inadecuada cualificación del capital humano, y, por otro, la dispar especialización de las economías regionales en términos de capacidad comercial, tecnológica y sectorial de las empresas. Según el CGE, los resultados del Informe ponen de manifiesto que los indicadores referidos a deuda pública, formación continua, tasa de actividad, dinamismo emprendedor, tasa de temporalidad o concesión de patentes son los que se deterioran en un mayor número de CCAA[7]. Fuente de la información: CGE. Fuente de la imagen: portada del informe.
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[1] Si quieres acceder al documento, clickea AQUÍ. Sitio visitado el 27/12/2018.
[2] Un equipo de investigadores de la Universidad de Murcia.
[3] Con la finalidad de detectar oportunidades que fortalezcan la productividad empresarial y el bienestar de los ciudadanos, así como el crecimiento económico y la generación de empleo.
[4] Como novedad, el Informe incorpora una ficha por Comunidad Autónoma que indica su perfil competitivo. Los autores afirman que la competitividad promedio de las 17 Comunidades Autónomas aumentó en 2017, si bien a un ritmo inferior a la media del periodo de recuperación 2013-2016.
[5] El ICREG aumenta en 16 de las 17 CCAA, incremento que va acompañado de una reducción en las disparidades interterritoriales. Islas Baleares es la única Comunidad en la que desciende el valor del ICREG en 2017. Cataluña y Comunidad Foral de Navarra son las dos CCAA con menor crecimiento de la competitividad, mientras que Extremadura y Canarias son las que más crecen. De forma más detallada, el dinamismo competitivo relativo es FUERTE en Andalucía, Canarias, Castilla-La Mancha y Extremadura. Es MODERADO en Aragón, Principado de Asturias, Cantabria, Galicia y Comunidad de Madrid. El dinamismo es DÉBIL en Castilla y León, Cataluña, Comunidad Valenciana, Región de Murcia, Comunidad Foral de Navarra, País Vasco y La Rioja.
[6] Sólo País Vasco, Comunidad de Madrid y Navarra presentan niveles de productividad superiores al promedio de la UE-28.
[7] Entre las variables o indicadores que no empeoran en ninguna de las 17 Comunidades en 2017, destacan PIB por habitante, tasa de paro, desempleo de larga duración, población con nivel educativo alto y peso de los sectores sofisticados. Así mismo, según el Informe, el dinamismo y la importancia relativa en sus respectivos ejes, tasa de paro, PIB por habitante y déficit público son las variables con una contribución positiva más elevada al crecimiento del ICREG en 2017.