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En la para mí compleja cuestión de las relaciones entre Moral y Política, entiendo un presupuesto ineludible para comprender bien dichas relaciones a la "humanidad", como factor pre-comprensivo y planteamiento de fondo que implica una especie de subordinación, tanto de la Política como de la moral, a dicha humanidad.
Cualquier intento de construcción de una moral o una política de espaldas al factor humano, forzosamente supone su deshumanización, siendo el comportamiento humano fundamento ineludible para la argumentación moral y la fijación de responsabilidad a nuestros políticos.
Estudié en Deontología que algunas notas fundamentales que ayudan a entender dicha humanidad, diferenciándonos del resto de animales, es la racionalidad, que a su vez posibilita la conciencia moral, la acción y la decisión.
También la cultura y la sociabilidad. Es decir, la naturaleza humana comprende, como fisonomías inherentes y diferenciadoras de otras especies, una serie de rasgos distintivos que pueden precisarse con tres vocablos: pensar, sentir y actuar.
Sin dichos rasgos distintivos no podría existir la libertad que debería condicionar inexcusablemente la práctica de la acción moral y, por derivación, de la Política (Fuente del esquema: elaboración propia).