Fuente de la imagen: msm |
Y es que, según los autores del artículo referenciado, mi estrategia, por lo general, comienza con una evaluación del proyecto empresarial que promuevo, lidero o participo. Y está bien que así sea porque aunque muchos factores de ese negocio afectarán a esa estrategia, puedo reducir todas esas opciones a sólo dos factores que, en el marco de los estilos de dirección[3], se catalogan de críticos: la previsibilidad y la maleabilidad. El primero en el sentido del cálculo del tiempo futuro y la precisión de la predicción con una cierta confianza, ya sea de la demanda, el rendimiento corporativo, la dinámica competitiva o las propias expectativas del mercado. El segundo factor se mueve en torno a si yo o mis competidores puedo o podemos afectar, condiciona, influir… a ese manojo de factores.
En cuanto a los estilos de dirección, en una encuesta que realizaron, tres de cada cuatro ejecutivos entendieron que tenían que emplear diferentes enfoques estratégicos en distintas circunstancias. Sin embargo, a juzgar por las prácticas que realmente adoptaron, se estimó que el mismo porcentaje estaba usando sólo los estilos estratégicos clásico y visionario, adaptados a entornos predecibles, significando que sólo uno de cada cuatro se preparó en la práctica para adaptarse a situaciones imprevisibles o para aprovechar una oportunidad para dar forma a una industria en beneficio de su empresa. Dato considerado demasiado bajo para los autores, que piensan que no se puede elegir el estilo estratégico correcto a menos que se juzgue con precisión la forma predecible y maleable del entorno.
Cuando los autores compararon las percepciones de los ejecutivos con medidas objetivas de sus entornos reales, observaron una fuerte tendencia a sobreestimar ambos factores. Casi la mitad de los ejecutivos creían que podían controlar la incertidumbre en el entorno empresarial a través de sus propias acciones. Más del 80% dijo que el logro de los objetivos dependían de sus propias acciones, más que en las cosas que no podían controlar. En relación a los hábitos, muchos ejecutivos reconocieron la importancia de la construcción de las capacidades de adaptación necesarias para hacer frente a entornos impredecibles, pero menos de uno de cada cinco se sentían lo suficientemente competente en ellos. Lo dejo aquí[4] (fuente de la imagen: msm).
[1] Sitio visitado el 14/11/2015.
[2] Editado por Harvard Business
Review Press 2012.
[3] Clásico, adaptativo, visionario…
[4] Si quieres completar estas ideas y profundizar más, sugiero actives el link del artículo, que te dejo en el primer párrafo.