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Nudge[1] ha sido criticado por Tammy Boyce, de The King's Fund, en el sentido de que hay que alejarse en el corto plazo de iniciativas de motivación política, tipo nudding people[2], dado que no se basan en pruebas convincentes y realmente no ayudan a las personas a hacer cambios de comportamiento a largo plazo. No obstante, se escribe en The Economist, The limits of nudging[3], que esta revolución del comportamiento basada en el “empujando”, nudging, sigue en marcha[4].
A la vista de las conclusiones del BIT[5], Equipo de Percepciones de Comportamiento[6], poco a poco los gobiernos de todo el mundo están aficionándose a dos hábitos: tener en cuenta el comportamiento de las personas a las que afectan y a no hacer política basada en la evidencia y sin pruebas. Según esta economía del comportamiento, los políticos esperan que los conocimientos del comportamiento mejoren los servicios públicos y ahorren dinero.
Pero existen los límites. El primero el coste o inversión de la experimentación con grandes cambios o pautas de comportamiento. El segundo es, precisamente, ese riesgo a fracasar en esos grandes cambios que se vayan a promover. No obstante, casi todos coinciden en que BIT es nudging en la dirección adecuada (Fuente de la imagen: mvc archivo propio).
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[1] Empujar, codazo.
[2] Gente empujando, a lo Ciudadanos, Podemos...
[3] The Ecnomist. The limits of nudging. 2015. Sitio visitado el 27/07/2015.
[4] Eso parece.
[5] Behavioural Insights Team.
[6] Conocido primariamente como Nudge Unit, la Unidad Nudge.