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Se le atribuye a la enfermera Florence Nightingale la siguiente reflexión: “La observación indica cómo está el paciente; la reflexión indica qué hay que hacer; la destreza práctica indica cómo hay que hacerlo. La formación y la experiencia son necesarias para saber cómo observar y qué observar; cómo pensar y qué pensar”.
Me acordé ayer de la cavilación de Florence[1], al empezar a conformarse un presentimiento de años atrás, cuando no me cuadraba la instrucción de un técnico de determinado organismo gestor. La seguridad de mi refutación no era producto de una cabezonería, calentón o ligereza, sino, parafraseando a Nightingale, fruto de la observación, la reflexión y la relativa experiencia en el caminar profesional.
Recomendé a mi interlocutor que se le exhibiera el soporte legal u orden interna en la que se apoyaba el individuo para concebir su verbal (no escrita) orientación ante determinado proyecto, ya que esa instrucción iba a condicionar todo un programa de actuaciones, exposición que no me consta que se produjo.
Como dice el refranero, "de aquellos polvos estos lodos" y seguro que habrá una excusa o alegación de interpretación inadecuada de lo que supuestamente realmente dijo. Y si te he visto, no me acuerdo (por no decir "donde dije digo, ahora digo diego"). Fuente de la imagen: mvc elaboración propia.
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[1] Cita refrescada esta mañana en la página frasesypensamientos.com.