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Sus ojos, con restillos de lágrimas, me miraron impávidos, tal vez
preguntándose su cerebro qué es lo que le quería transmitir o si yo había
tenido disfrutaba de un día tonto. “Ya que has tenido esa caída en tu camino, analiza por qué ha ocurrido
y la próxima vez dispondrás de la experiencia en tu cabeza, que te servirá para afrontar situaciones similares. Recuerda que el
que no haya tropezado no ha experimentado el culazo”. Le
dije.
Evidentemente, el fracaso nunca es bienvenido, así que si me
cuentan que es lo mejor que me puede pasar, ya sabes que no estoy de acuerdo.
Pero ya que me ha visitado, voy a sacar el máximo provecho de esa situación ¿no
crees? No te voy a contar los novecientos noventa y nueve errores de Edison
para inventar el filamento de la lámpara incandescente en el intento mil, pero sí que la investigación y el
emprendimiento en la mayoría de las ocasiones vienen acompañados de meteduras
de patas o errores.