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Le contaba ayer por la tarde a Antonio, que intento coger los
problemas por los cuernos, al momento, porque dejarlos para más adelante sólo agrava
la situación e hipoteca el futuro, procurando registrar diferentes aspectos e
intereses y siendo distinguido sobre los pros y preferencias en los
caminos futuros por donde debe transitar la solución o soluciones. Pero en el pasado, a veces he echado de menos el mismo planteamiento por parte
de mis superiores, es decir, un manejo ágil y objetivo de los conflictos,
encontrándose éstos aparentemente agobiados o sobrecargados por los frentes y
responsabilidades que tienen que sobrellevar y sin tiempo para equilibrar empáticamente
los orígenes aleatorios de los problemas y atajarlos de forma cómoda y pronta.
Añadió Antonio la incompetencia de algunos de estos directivos en
manejar las situaciones de crisis, sobrevenida porque no han sido preparados en
las escuelas para la gestión de conflictos, no han sido formados debidamente
por sus “magníficos” asesores en recursos humanos (que ahora manejan sus nombres comerciales en inglés: “human resources”, “awaiting”…), ni han tenido
experiencias similares en la universidad de la vida, encontrándose manejando jugando con bombas de relojería, cuando no atómicas, sin pajolera idea de su
desactivación (Fuente de la imagen: sxc.hu). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: mvc archivo propio.