Fuente de la imagen: archivo propio |
Vergüenza ajena sentí ayer al escuchar a los políticos
españoles. ¡Vamos! Lo del “despido diferido” se queda en una anécdota comparándolo
con la recolección de incongruencias oídas, desde el Secretario de Estado
comentando la EPA, hasta la rueda de prensa del gobierno, pasando por los
balbuceos de la oposición y ¡Cómo no! la cosecha de improperios de algunos periodistas
y contertulios de medios de comunicación, justificando lo injustificable y
relativizando lo inrelativizable ¿Qué digo vergüenza ajena? Vergüenza propia,
porque como individuo no hago nada y solo me limito a ver y escuchar desde mi poltrona
de relativa seguridad, planteándome al mediodía incluso si votar o no en los
próximos comicios ¿Para qué? (luego me quejaré).
Cabreado como estaba, decidí dedicar la tarde a recolectar nísperos
de los bellos y agradecidos árboles que crecen en la aspiración a jardín. Creo
que son de la variedad japonesa. Es un fruto que, junto con los damascos y las
ciruelas, me acompañó en la sensible infancia de porquero, pastor y recolector. Sus
propiedades van desde suavidad de la garganta hasta demulcente, expectorante, beneficiosas
para el aparato digestivo, sistema respiratorio, expulsar piedras de la vejiga
si se mezcla con corteza de rábano y parece que recientemente se ha encontrado
en los extractos de sus hojas un principio activo que estimula el crecimiento
del folículo piloso, por lo que se utiliza en lociones antialopecia
regeneradoras y para el crecimiento del pelo, incluso contienen sustancias que inhiben el desarrollo
de las células cancerosas de piel en ratones de investigación (Fuente: Johnson y otros[1]).
Ahora caigo en que ya te he escrito sobre este fruto hace unos años (ver post Nísperos[2]). La verdad es que la tarea agrícola me sirvió para volver
desde el “punto ciego” en el que mi mente había entrado por la mañana,
reflexionar y centrarme en seguir trabajando en los foros adecuados y en mi día
a día, por la consecución de un mundo distinto y, deseo, mejor para nuestras descendencias. Y en este tardío alba he decidido contártelo, no
sabiendo aún qué tiene que ver la política con los nísperos, pero
agradeciéndote la previsible condescendencia con mis tonterías. Te
dejo una instantánea del trabajo terapéutico. Fuente de la imagen: archivo propio.
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[1] Johnson, Owen y More. Árboles: guía de campo. Ed. Omega, 2006.
[2] Velasco Carretero, Manuel. Nísperos. Sitio visitado el 27/04/2013.