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Fuente de la imagen: Wallusy en pixabay |
Termina la semana y me encuentro triste por personas de mi
ámbito profesional. Por una, porque no ha sabido captar, valorar y aprovechar
la oportunidad de contar durante un tiempo con un equipo que ha estado laborando para aportarle valor a su proyecto profesional. Y lo puedo escribir con tamaño de letra más grande, pero no
más clara:
¡Con la que está cayendo y todavía existen individuos que pasan de
todo y de todos, sin una pizca de autocrítica o reflexión! Un equipo líder no debe permitir esa situación. Por otra, ex-colaborador de otro proyecto, que me ha
enviado una emotiva carta desde un lugar lejano, que me ha emocionado por sus
comentarios y, a la vez, entristecido por las penurias que nos cuenta. Nos ha hecho llorar. Desde este sitio le vuelvo a transmitir
el apoyo y el cariño de ese equipo que antaño trabajó con él y por él, porque
es buena gente y no se merece ese sufrimiento.
Un equipo líder debe ayudar.
Por el contrario, esas sacudidas o emociones, me empujan a
seguir trabajando en pro de un mundo distinto, mejor, apoyándome en las
personas que respeto profesionalmente y que tengo la suerte de estar con ellas en el tajo. Un equipo de personas líder mueve montañas, ya sean económicas,
aplicando costes razonados para conseguir los objetivos previstos; financieras,
convenciendo al financiador de la oportunidad de financiación; operativas,
organizándose en este maremágnum de despropósitos y cumpliendo con creces los objetivos para los que fueron elegidos, o comerciales, institucionalmente vendiendo y poniendo en valor el
proyecto por doquier. Por lo demás, si puedes, recarga pilas en este fin de semana
(Fuente de la imagen: sxc.hu). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: Wallusy en pixabay.