Fuente de la imagen: ulleo en pixabay |
Me explico. Es sorprendente la capacidad de supervivencia de estas
personas, de entre dieciocho y veinticuatro años, en la selva consumista y cruel
en la que les toca vivir, ya sea soportando presuntos bochornos y denigraciones
en sus ámbitos familiares, hasta su día a día relacional con sus amistades y
allegados, pasando por la sobrevivencia diaria. Y en esa lucha a la que se ven subconscientemente
obligados, en el filo de la desesperanza e impotencia económica, utilizan todas
las artes que aprenden sobre la marcha, como por ejemplo, pasar de marcas y
clichés de modas y centrarse en el justo precio y si es con descuento, mejor.
Así, hacen lo que antaño mi colaboradora, siempre que pueden, se patean y trabajan las rebajas, las ofertas, los cupones… en síntesis, los
descuentos que los comercios ofrecen cada vez con más periodicidad o asiduidad,
de forma que estrujan los escasos recursos financieros que logran conseguir.
Toda una proeza. Y la otra orilla, supongo, es en la que se encuentran aquellos
establecimientos comerciales que se han dado cuenta de esta situación “discount”
e intentan, con más o menos acierto publicitario, atraer a esta masa de
desheredados por la crisis (Fuente de la imagen: sxc.hu). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: ulleo en pixabay.