jueves, 7 de octubre de 2010

Dialéctica belicista

En enero de 2010, uno de los siete padres de la Constitución española, Gregorio Peces-Barba, escribía en El País, artículo “El enemigo sustancial[1]: “la dialéctica amigo-enemigo es una cultura bélica, de destrucción del adversario, con el que sólo cabe el exterminio desde el odio y desde la imposibilidad de reconciliación.” Ayer, con motivo de un asunto técnico, en determinado momento mi interlocutor, un ex-colaborador, me advirtió que pertenecíamos a equipos distintos, pero que éramos enemigos sólo en el campo, donde se jugaba el partido. No me gusta el pensamiento de “enemigo en un sitio y amigo en otro”, pero no quise entrar al trapo porque no era el momento, por lo que le trasladé que cuando terminara todo hablaríamos.  . Te confieso que no estoy de acuerdo con lo que expresó, ya que la filosofía de relaciones comerciales que intento practicar no transita por esos derroteros bélicos. 

Me gusta pensar y trabajar en la visión de que mi cliente gana y yo gano.  Hoy, el directivo que piense, instigue o propicie esos enfoques belicistas, no tiene ni pajolera idea de las corrientes actuales en estrategia comercial. No me lo planteo como dos equipos, ni mucho menos dos bandos o dos ejércitos. No. Para mí existe un solo equipo, en el que el cliente y el proveedor juegan juntos de forma competitiva para conseguir ese siempre importante objetivo mutuo que han acordado conseguir y en el que, como condición primera y última, debe estar previsto que ambos ganen. Te dejo una foto, que me hicieron ayer, con la mochila a cuestas, junto a Sandra Valenzuela y Jesús Rocandio, en el entorno de la quincena "Málaga y sus Vinos", organizada por el Consejo Regulador de las Denominaciones de Origen Málaga y Sierras de Málaga en las instalaciones de el Corte Inglés de Málaga.
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[1] Gregorio Peces-Barba, “El enemigo sustancial". El País. 2010. Sitio visitado el 07/10/2010.