lunes, 19 de julio de 2010

Desearía equivocarme

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
Esta mañana estoy melancólico. Discúlpame, voy a desahogarme un poco contigo. La semana pasada asistimos en España al debate sobre el estado de la Nación y me ha dejado un descuidado sabor de boca. Para los periódicos perdió Zapatero. Para el CIS perdió Rajoy. Para mí, por enésima vez, se perdió una oportunidad de consensuar políticas económicas, financieras y sociales que nos permitan salir de esta crisis. Perdió el trabajador, perdió el pensionista, perdió el desempleado. En resumen, perdió el país.

Desearía equivocarme, pero ahora pienso que lo que no hagamos nosotros, no nos lo va a hacer esa clase de individuos que, cosas de la vida, los elegimos cada cuatro años. Lo anterior lo hago extensivo a esa clase de empresariado anclada en estilos de dirección que son historia. De los especuladores, chapuceros, advenedizos y temporeros ¿Qué decir? Sí, desearía equivocarme y reconocerlo públicamente, pero si tenemos suerte y nuestro sudor sirve para algo, puede que a finales de 2011 empecemos realmente una línea ascendente, pero persistirá la sensible situación del desempleo.

Si no hacemos nada importante al respecto, ni siquiera los discutibles escasos “efectos positivos” de la enorme economía sumergida podrán acallar el justo lamento de este cordón de "destrabajo", despropósito y desesperación, que pululará por las urbes bloqueándolas con sus manifestaciones, acompañadas de previsibles revueltas y rebeliones, mientras son carne de cañón de los agazapados Extremos, que pacientemente esperan el momento de saltar a la arena de la involución, manipulando voluntades y destruyendo las expectativas de cualquier futuro. Debemos trabajar duro para que esto no suceda. De nosotros depende. Sólo de nosotros (foto de imagenes-gratis.com).