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Es difícil resumirlo en las cuatro preceptivas líneas de un post, pero lo intentaré. La empresa en general, y los cuadros de mandos en específico, deben asimilar el concepto de flexibilidad y sentirse como si fueran plastilina, desarrollando un vademécum de habilidades y tácticas empíricas, a modo de expectativas necesarias, que catalicen las futuras mutaciones.
De esta forma, se dispone de suficiente material de planificación estratégica que posibilita adaptarse con más garantía de éxito a ese continuo y cada vez más perenne cambio. Finalmente, siempre es bueno reflexionar acerca de los valores y principios sobre los que se apoya la dirección, porque éstos, dentro del marco de la legalidad, tampoco deben ser inamovibles a medio y largo plazo. Que tengas un reparador fin de semana (imagen de plastilina; fuente: sologif.net). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: moritz320 en pixabay.