En Málaga (España), estamos en semana blanca, periodo sin clases en los colegios. Quería cogerme estos días de descanso, pero no ha sido posible. La influencia de los acontecimientos. Ayer, por la mañana, una reunión en el Parque Tecnológico de Andalucía. Luego, otro encuentro en las instalaciones de un cliente. Por la tarde, leyendo un proyecto. ¡Uf! La familia echa humo por la azotea. Hoy en Antequera y mañana acto social. Al mediodía almorcé con un ex-colaborador, experto en coaching.
Después de sondear posibles líneas de colaboración, mantuvimos una interesante conversación acerca de la necesidad de que los directivos ejerzan su influencia en los grupos de personas que coordinan o dirigen. En los postres, puso su mini portátil en la mesa, buscó un artículo de BusinessWeek, “Leadership: Intentional Influence”[1], y me lo tradujo entre sorbo y sorbo de buen café. Joseph Grenny escribe que un porcentaje importante de la crisis que vivimos se debe a la escasa influencia que ejercen los líderes en sus equipos, siendo su desempeño mediocre, en el mejor de los casos.
La respuesta a esta situación, parece desprenderse de un estudio realizado al efecto. Razones como no ocuparse de lo cotidiano, confundir hablar con influir o búsqueda de soluciones exprés para, in extremis, cambiar el comportamiento del resto, son algunas de las causas de la poca influencia que ejercen los líderes sobre el comportamiento de sus colaboradores. No piensan que, como guías, dirigentes o ejecutivos, son responsables de influir de manera inteligente y con altas dosis de ética, en la conducta de la plantilla, como forma de crear valor y perspectivas decentes de futuro (imagen de clipboom.es).
___________________________________
[1] Grenny, Joseph. Leadership: Intentional Influence. BusinessWeek, 2009. Sitio visitado el 23/02/2010. Link refrescado posteriormente.