miércoles, 24 de febrero de 2010

Poda emocional

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
Ayer, desde una carretera de la comarca de Antequera (Málaga, España), divisé, entre las hileras formadas de vides, una figura que me era familiar. Aparqué a mate (M. Velasco, 2008)[1], que tantas veces, antaño, había transitado por esos caminos, y con los zapatos Martinelli afronté la vereda, encharcada por las recientes lluvias y embarrizada por el tránsito humano. Conforme me acercaba, la emoción acrecentaba los latidos del corazón. Allí estaba mi respetado y querido presidente en la etapa profesional que me tocó vivir en Mollina (M. Velasco, 2005)[2]. Después de un sentido abrazo, cambiamos impresiones sobre cuestiones económicas y comerciales relacionadas con el vino, el aceite y la aceituna de mesa, las lluvias y el retraso de las tareas del campo.

También sobre la educación de los peques (es profe en un colegio o, como a él le gusta, “maestro”), la edad de jubilación… ¡y tantas otras cosas! Con su traje de faena, igual que cuando lo conocí, con sus tijeras ceñidas en la cintura, a lo sheriff del Oeste, en la faena de poda del viñedo. ¡Qué pronto se me pasó el tiempo! Ya de vuelta, en la capital, me resistí a quitar el barro del calzado. ¡Poda emocional! La segunda foto es con Paco y la primera de una vid, que fue sembrada por su padre en el año en que mis padres me engendraron y que, por tanto, tiene la misma edad que el que te escribe esta mañana. En Facebook te dejo unas instantáneas de los viñedos. Fuente de las imágenes: mvc archivo propio.
Con Francisco Campaña, profesor y vitivinicultor
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[1] Velasco-Carretero, Manuel (2008). El viejo mate. Sitio visitado el 24/02/2010.
[2] Velasco-Carretero, Manuel (2005). Si el vino viene, viene, la vida. Sitio visitado el 24/02/2010.