viernes, 10 de octubre de 2025

El mundo de las finanzas es como una ciudad enorme

Fuente de la imagen: En torno a la capitalidad y la centralidad (M. Velasco, 2021)
Conjetura acerca de que el mundo de las finanzas fuera como una ciudad enorme, con sus calles, sus edificios y, por supuesto, sus reglas de tráfico. Para entender un poco mejor cómo se mueven los bancos y otras empresas de dinero en España, vamos a dar un paseo por algunas de las leyes más importantes que los regulan, explicadas de una forma que todos podamos entender (M. Velasco, 2021)[1]. Empecemos con un viaje al pasado. Hace mucho tiempo, en 1962, existía una ley bancaria que era como un "padre protector". Esta norma buscaba que los bancos pensaran en ganar dinero, pero, también, en ayudar a la sociedad. Quería que los recursos de las Cajas de Ahorro, por ejemplo, sirvieran para apoyar al campo, a los pequeños comercios y a las personas que querían comprar una vivienda humilde. Incluso se hablaba de que el Estado podría tomar el control de algunos bancos, fijando el precio de sus acciones según lo que valían en la Bolsa. Era una regulación que quería controlar mucho, pensando en el bien social y en cómo se desarrollaba la economía del país, y que las reformas se hicieran poco a poco, con mucha prudencia. Saltamos ahora al presente, a una ley que es necesaria hoy en día: la Ley 10/2014, de Ordenación, Supervisión y Solvencia de Entidades de Crédito. Piensa en ella como el "código de circulación" moderno para los bancos. Antes, las reglas estaban desperdigadas por muchos sitios, como si cada calle tuviera su propia señal de tráfico. Esta ley hizo algo muy importante: recogió todas esas normas en un solo "libro" para que fueran más claras y fáciles de entender. Su principal objetivo es que los bancos sean muy estables y seguros, especialmente después de las crisis que hemos vivido. 

Esta ley define quién puede montar un banco y qué tipo de actividades puede hacer. También pone el foco en quién manda en los bancos, exigiendo que los directivos sean personas honradas y con la experiencia necesaria, y regulando cómo se les paga para que no tomen riesgos excesivos. Además, esta Ley 10/2014 le da al Banco de España un papel de "policía" muy activo. Le encarga vigilar que los bancos tengan suficiente dinero para cubrirse si las cosas van mal, algo que llamamos solvencia, y les hace "pruebas de estrés" para ver si aguantarían una crisis económica fuerte. También es muy importante porque protege a los clientes, obligando a los bancos a dar información clara, objetiva y no engañosa sobre sus productos. Y si un banco se porta mal, esta ley tiene un sistema de sanciones para castigarlo. Para que la Ley 10/2014 pudiera aplicarse bien, se necesitaba un "manual de instrucciones" más detallado. Y eso es lo que hizo el Real Decreto que la desarrolla, publicado en 2015. Este decreto va al grano en muchos aspectos. Por ejemplo, explica con pelos y señales cómo deben funcionar los comités dentro de los bancos (como el de nombramientos o el de remuneraciones), y pone el énfasis en que debe haber igualdad de género en los puestos directivos. Una de las novedades más importantes que introduce son los "colchones de capital". Imagina que son como reservas de dinero extra que los bancos tienen que guardar para los malos tiempos. Hay un "colchón anticíclico" que se hincha en las épocas de bonanza y se reduce en las de crisis, y otro "contra riesgos sistémicos" para protegerse de problemas que puedan afectar a todo el sistema financiero. Esto da herramientas al Banco de España para controlar la estabilidad de una forma más amplia. 

Igualmente, clarifica cómo el Banco de España debe colaborar con otros supervisores en diferentes países. Un poco después, en 2015, llegó otra normativa interesante: la Ley de fomento de la financiación empresarial, que se centró en facilitar que las empresas, especialmente las pequeñas y medianas (pymes), consigan dinero. Un cambio relevante fue para los "establecimientos financieros de crédito". Antes se les consideraba como bancos, pero esta ley les quitó ese título. Aunque ya no son "bancos" al uso, siguen siendo supervisados de cerca y tienen que cumplir con muchas de las reglas de los bancos grandes en cuanto a la solvencia y cómo se gestionan. Esta ley también modernizó el complicado mundo de las "titulizaciones", que es una forma en la que los bancos "empaquetan" y venden sus créditos para obtener liquidez. La idea era hacer todo este proceso más transparente, sencillo y seguro. Y por si fuera poco, introdujo las reglas para las "plataformas de financiación participativa", que son lo que hoy conocemos como "crowdfunding". Esas webs donde mucha gente puede invertir en proyectos o empresas. La ley puso límites a la inversión para proteger a los pequeños inversores y obligó a las plataformas a ser muy claras con la información. Un detalle curioso y muy útil para las pymes fue la obligación de los bancos de avisar con tiempo si les iban a reducir o quitar la financiación, dándoles además un informe de su situación para que les fuera más fácil buscar alternativas. Finalmente, llegamos a la Ley 7/2020, para la transformación digital del sistema financiero, la más reciente y futurista. Esta ley es como una invitación a la innovación en el mundo del dinero. Su gran protagonista es el "sandbox regulatorio" o "arenero de pruebas". 

Piensa un espacio seguro, controlado por las autoridades, donde las empresas tecnológicas[2] pueden probar nuevas ideas, productos o servicios financieros[3] sin tener que cumplir de entrada con todas las regulaciones bancarias habituales. El objetivo es que puedan experimentar, innovar rápido y ver si sus ideas funcionan, pero siempre con una condición inquebrantable: garantizar la protección de tus datos personales, tu dinero como usuario y prevenir el blanqueo de capitales. Si una idea probada en este "arenero" demuestra ser buena y útil, la ley facilita que la empresa pueda operar en el mercado real de forma más sencilla, acortando los trámites para obtener las licencias necesarias. Además, esta ley establece que las autoridades deben ser "proporcionales" al aplicar las reglas, es decir, que no se le exija lo mismo a una pequeña startup innovadora que a un banco gigantesco. También creó canales especiales para que los innovadores puedan consultar sus dudas a las autoridades, buscando una mayor seguridad jurídica en este nuevo panorama digital. En conclusión, desde las antiguas leyes que buscaban un fin social, pasando por las que ordenaron y modernizaron el sistema bancario para intentar hacerlo más robusto y transparente, hasta las que buscan impulsar la financiación de empresas y la innovación tecnológica, todas estas normativas están interconectadas. Cada una ha ido construyendo capas sobre la anterior para intentar que el sistema financiero sea más seguro, más eficiente y que, al final, te beneficie a ti como usuario o como parte de una empresa. Es una evolución constante, como una ciudad en crecimiento que siempre necesita nuevas reglas para que todo funcione bien. Fuente de la imagen: mvc archivo propio.
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[1] Velasco-Carretero, Manuel (2021). Regulación del Marcado Bancario Español. Sitio Prevención Blanqueo de Capitales e Infracciones Monetarias. Sitio visitado el 10/10/2025.
[2] Conocidas como "fintech".
[3] Como una app de pagos innovadora o un sistema de préstamos automático.