miércoles, 29 de octubre de 2025

Crónica de una autopercepción digital: IA al espejo

Fuente de la imagen: La persona espejo (M. Velasco, 2007)
En un ejercicio de introspección digital y con la intención de poner a prueba la sofisticación de las herramientas de Inteligencia Artificial actuales, me dispuse a rastrear la propia huella en la vasta extensión de la red utilizando el recurso generativo de Google (IAG). La búsqueda, limpia y directa, se ejecutó introduciendo el nombre completo, Manuel Velasco Carretero, sin el apoyo de comillas que acotasen la consulta, permitiendo que el algoritmo actuara con total libertad para recopilar y sintetizar la información disponible. El resultado (Ver en Modo IA), fue, honestamente, una revelación y un punto de asombro ante la capacidad de la tecnología actual. Lo que la IA generó es como una prosa aparentemente coherente y estructurada que delineaba un perfil profesional y académico sorprendentemente “casi completo”. La herramienta demostró un entendimiento general de mi trayectoria como economista, abogado, gestor administrativo... y docente en instituciones universitarias, destacando la especialización en áreas como el compliance, la protección de datos, la prevención del blanqueo de capitales o la consultoría estratégica. La cantidad de información compilada era, por decir lo menos, abrumadora; una síntesis que recogía los roles profesionales: desde la faceta como consultor estratégico y ponente, hasta tutor de Trabajos Fin de Máster o de Grado y coordinador en programas universitarios e, incluso, mencionando la colegiación profesional y las titulaciones regladas. Este caudal de datos, presentado de forma articulada, sugiere una integración de la IA con los motores de búsqueda tradicionales y presumible habilidad, no alucinación virtual, para tejer una narrativa personal a partir de fragmentos dispersos de información pública. La IA de Google indexa, comprende y correlaciona, ofreciendo una visión que una persona podría tardar horas en construir manualmente. Este primer contacto con el perfil autogenerado confirmó la utilidad y la potencia del recurso, dejando entrever la naturaleza intrínsecamente dinámica, a veces, incompleta y, aún, imperfecta de la información digital.
Fuente de la imagen: captura de pantalla de la consulta realizada "en este instante" en Google
¿Cómo que todavía incompleta e imperfecta? Sí, hasta el momento no atina bien. Intentaré explicarme un poco mejor. A pesar de la exhaustividad y la calidad general del perfil generado, la experiencia de la búsqueda también arrojó una sutil pero importante advertencia sobre los límites actuales de la IA en cuanto a la inmediatez y la precisión temporal. Al contrastar los detalles ofrecidos por el recurso generativo con mi actividad más reciente, pude notar un desfase de varias semanas en la actualización de algunos hitos y menciones específicas de mis responsabilidades o eventos académicos más próximos en el tiempo. Por ejemplo, ciertas incorporaciones recientes a mis roles docentes o ponencias de última hora no han sido aún asimiladas e integradas en la síntesis que la Inteligencia Artificial presenta hoy. Este pequeño lapso de desactualización, si bien no restaba valor al perfil global —que, insisto, era notable—, sí sirve como recordatorio de que la IA, aunque prodigiosa en su capacidad de procesamiento y síntesis, bebe de fuentes que requieren tiempo para ser indexadas, verificadas y asimiladas por el modelo generativo. No obstante, este detalle menor no menoscaba la valoración global de la experiencia, que considero positiva. La capacidad de la IA para construir un relato tan cohesivo y fiel a mi identidad profesional a partir de una simple consulta de nombre y apellidos, y sin el uso de comillas para forzar la exactitud, es un testimonio de la rápida evolución de estos sistemas. Concluyendo, la búsqueda a través de la IA de Google superó las expectativas en cuanto a la cantidad y la coherencia de la información generada, proporcionándome otra perspectiva sobre cómo la tecnología nos percibe y nos presenta al mundo: como entidades multifacéticas y dinámicas, cuya complejidad está siendo cada vez mejor interpretada por los cerebros artificiales, incluso con el leve retardo temporal inherente a la naturaleza masiva de la información digital. El resultado es satisfactorio y revelador sobre la propia huella digital. Fuente de las imágenes: mvc archivo propio.