miércoles, 7 de septiembre de 2022

¿A pan y cuchillo?

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
Dice el refrán: “a pan y cuchillo”, para referirse a la persona que está viviendo en casa de otra persona y a costa de esta última. Si no me falla la memoria, esa frase se utilizó en un capítulo de “Cuéntame cómo pasó”, serie de Televisión Española que te referencié en ¿No pasará lo mismo?[1], donde la "trabajadora del hogar" del ferretero, fue a comentar su situación “laboral” al párroco. La acción se desarrolla en el año 1973. Dicho aforismo se desliza en la conversación del ferretero con el cura y, posteriormente, la declinación de su interés laboral al sacerdote por parte de la “chacha”, rogando al "Padre" que se olvide de la súplica.

Me acordé de la escena y del proverbio al conocer la aprobación por el Gobierno de mi país (GE) del Real Decreto-Ley para la mejora de las condiciones de trabajo y de seguridad social de las personas trabajadoras al servicio del hogar, una norma histórica que termina con la discriminación que sufren muchas mujeres[2]. Según el GE, la legislación tiene como objetivo equiparar las condiciones de trabajo y de Seguridad Social de las personas trabajadoras del hogar familiar a las del resto de personas trabajadoras por cuenta ajena para acabar con la discriminación histórica de este colectivo feminizado.

Ciertamente, da igual el color político del gobierno de turno, la desvaloración del trabajo doméstico se ha mantenido en las normas y con esta parece que se intenta corregir para terminar con la infravaloración histórica de una actividad laboral desempeñada mayoritariamente por mujeres, que ha contribuido a la perpetuación de estereotipos y al agravamiento de la brecha de género. Se resuelve la equiparación con las personas trabajadoras por cuenta ajena tanto en el ámbito del sistema extintivo de la relación laboral como en el de la prestación por desempleo[3]. Fuente de la información: GE. Fuente de la imagen: mvc archivo propio.
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[1] Velasco Carretero, Manuel. ¿No pasará lo mismo? 2011. Sitio visitado el 07/09/2022.
[2] El texto ha sido elaborado en contacto con las organizaciones sindicales y las plataformas de las empleadas de hogar que reivindican esta norma desde hace décadas.
[3] Se garantizará la protección de la seguridad y salud de las personas al servicio del hogar familiar equivalente a la de cualquier otra persona trabajadora, esencial no solo para asegurar la equiparación de condiciones que exige la normativa antidiscriminatoria de la Unión Europea y el Convenio 189 de la OIT, sino también para garantizar el derecho constitucional a la salud que corresponde a todas las personas. También se proporciona cobertura en el ámbito de la garantía salarial a las personas trabajadoras del servicio doméstico en los casos de insolvencia o concurso de las empleadoras.