Hace más de una década, en 2006, terminaba el texto “Networking” transcribiendo la siguiente reflexión de Manuel Castells: “¿Por qué no me deja usted en paz? ¡Yo no quiero saber nada de su Internet, de su civilización tecnológica, de su sociedad red! ¡Lo único que quiero es vivir mi vida! Muy bien, pues si fuera ese su caso tengo malas noticias para usted: si usted no se relaciona con las redes, las redes sí se relacionan con usted. Mientras quiera seguir viviendo en sociedad, en este tiempo y en este lugar, tendrá usted que tratar con la sociedad red. Porque vivimos en la Galaxia Internet.”[1].
Esa cavilación del hoy flamante Ministro de Universidades del Gobierno de España, la realizó, como muy tarde, a principios de este siglo, puesto que la primera edición del libro es de 2001 (me lo regalaron el quince de abril de 2002; arriba te dejo una instantánea). ¿Premonitorio? No, lo siguiente. Bajo el título, “La Galaxia Internet”, con el subtítulo “Reflexiones sobre Internet, empresa y sociedad”, ya de por sí suficientemente clarificador y explícito, Castells me invitaba a pensar sobre “ese tejido de nuestras vidas”, una de sus acotaciones del término “Internet”. En el fin de semana pasado he estado re-hojeando el libro.
Para Manuel, “Internet es el medio de comunicación esencial de la era de la información”, puesto que “por primer vez en la historia permite la comunicación instantánea de muchos a muchos”, penetrando profundamente en “nuestra forma de trabajar, de informarnos, de relacionarnos, de aprender y de vivir”, mal que les pese a personas o grupos de presión del perfil de Umberto Eco (ver ¿Estupidez colectiva?). Parte de este texto también se ha editado en el sitio book—post, bajo el título “La Galaxia Internet”. Fuente de la imagen: archivo propio.
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[1] Castells, Manuel. La Galaxia Internet. Editorial Areté. 2001.