jueves, 2 de julio de 2015

¿Estupidez colectiva?

Fuente de la imagen: geralt en pixabay
Hace unas semanas, el autor de “El nombre de la rosa”, Umberto Eco, arremetió contra todos aquéllos que no tenemos un premio nobel y nos atrevemos a contactar contigo (El Mundo, ABC[1]), escribiendo como escribimos en este, en su opinión, “elemento peligroso” que es Internet. También, nos calificaba de "legiones de idiotas" o la “invasión de los necios”, molestando a este “pensador” que yo tenga el mismo derecho a hablar y, a veces (según él), la misma relevancia que un premio Nobel. Dejando a un lado el presunto pisoteo por parte de este escritor de derechos fundamentales como la libertad de expresión, ya me gustaría a mí llegar a las suelas de los zapatos de un Nobel, pero las palabras de Umberto ya no me suenan ni a eco de lo que un día fue, puesto que además de no tener ni "pajolera" idea de lo que Internet supone para la evolución social del ser humano, al ningunearme a mí, te está ninguneando a ti, que has llegado hasta aquí y me homenajeas con tu tiempo, tu crítica e incluso tu silencio o vacío, corriendo el riesgo de que no vuelvas a obsequiarme con tu presencia virtual, porque no te haya gustado lo que te he escrito en una mañana cualquiera u otro sentimiento digno de ti.

Lo positivo que me ha aportado la desafortunada “cavilación” de Eco, fue el recuerdo de la reflexión inicial de un texto que hojeé a principios de este siglo, firmado por Karl Albrecht, “The Power of Minds at Work: Organizational Intelligence in Action”[2], que traducido con mi inglés de los Montes de Málaga es algo así como “El Poder de la Mente en el trabajo: Inteligencia Organizacional en Acción”. Apuntaba Albrecht que cuando se agrupaban en una empresa las personas inteligentes, el grupo tendía hacia la estupidez colectiva o incapacidad aprendida (IA), en contraposición a la inteligencia organizacional (IO). Igual eso es lo que le ha sucedido a Umberto Eco en su época de plata, recluido en cuatro paredes con otro grupo reducido de pensadores inteligentes. Para determinar si una empresa tiene IO en vez de IA, el autor sugiere el uso de rasgos del tipo visión estratégica, destino compartido, inclinación hacia el cambio, emociones, congruencia, despliegue de conocimientos, presión del desempeño… 

En cuanto a la estupidez colectiva en Internet, Mario Herrero, en stringers.es, escribe sobre ella, con un estilo emocional totalmente distinto al de Umberto Eco, pero sigue calificando a la sociedad de “estúpida” y tú no sales bien parado al señalarte como culpable. Se pregunta Herrero, en qué te has convertido, ya que “La verdadera desgracia de nuestra era es que la culpa de todo esto no es de los proveedores de contenido, sino de los usuarios e, indirectamente, de los que trabajan en los medios de información generalistas. No se puede poner al servicio de una sociedad estúpida tal cantidad de información tergiversada, pues el resultado de tal locura no es más que el dicho popular entendido del revés: una mentira dicha mil veces se convierte en realidad”. Para finalizar, lo mismo que la danza forma parte de la evolución de las abejas, la química para las hormigas o la visual y táctil[3] para las cucarachas, Internet forma parte de la evolución del ser humano, así que, Umberto, no pretenda "poner puertas al campo" y dése el gustazo de salir del cubículo donde se encuentra aislado, porque la sociedad le necesita en clave de inteligencia emocional[4] y no en clave triste o estúpida (Fuente de la imagen: pixabay). Imagen incorporada con posterioridad; fuente: geralt en pixabay.
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[1] Sitios visitados el 02/07/2015.
[2] Karl Albrecht . “The Power of Minds at Work: Organizational Intelligence in Action”. Edit. Amacom, 2002.
[3] Y también química.
[4] Como cuando creó "El nombre de la rosa" y otros tantos interesantes títulos.