viernes, 28 de junio de 2019

¡Cuidadín con las huidas hacia adelante!

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en funciones de mi país (MAPyA), las cooperativas representan dos tercios del valor de la Producción Final Agraria en España y casi el 30 % del valor de las ventas netas de la agroindustria. Además, España es el segundo país de la UE en número de cooperativas, después de Italia, y el quinto en facturación. También, es relevante su importancia social, ya que asocia a cerca de 1,1 millones de miembros, generan más de 102.000 empleos directos y tiene un fuerte compromiso con el desarrollo del territorio. En definitiva, contribuyen a dinamizar y fortalecer el medio rural.  Anda este sitio salpicado de historias, pensamientos, reflexiones técnicas… acerca del cooperativismo en mi país[1]. El destino me encauzó a experiencias de reorganización y reingeniería de procesos en entidades cooperativistas andaluzas, colaborando en la transición del concepto “cooperativa”, un tanto trasnochado o paternalista, al de “empresa cooperativa”, insuflándole al “señor socio o señora socia” la necesidad de aplicar estrategias operativas, organizativas, comerciales… en definitiva empresariales, para mantener la "competitividad" y "señorío" de sus periódicas liquidaciones económicas. 

Durante esa experiencia profesional, siempre he escuchado voces de todos los colores políticos animando al crecimiento vía fusiones y adquisiciones, cuando no uniones de segundo grado. No es que me opusiera a esos planteamientos estratégicos; en determinadas circunstancias, puede ser la evolución natural de un proyecto cooperativo. Con lo que no estaba en absoluto de acuerdo (y en algún caso tuve que enfrentarme al consejero de comunidad autónoma de turno) es con las “huidas hacia adelante”, es decir, tapar los desaciertos directivos y las miserias organizativas creciendo a costa del resto del tejido económico y social, con el riesgo que supone toda manzana medio podrida en el canasto de frutas. Lo que es lo mismo, se intenta tapar la enfermedad estructural a costa de fusiones, absorciones o adquisiciones realizadas “de aquella manera”, con la aquiescencia de la clase política de turno y la mirada hacia otro lado de la mayoría de los socios. Y es que recordando la frase que se le atribuye a Luther King: ”Lo preocupante no es la perversidad de los malvados sino la indiferencia de los buenos”. 

Te cuento lo anterior, porque recientemente, en el maco asambleario de Cooperativas Agro-alimentarias de España, el máximo representante del MAPyA, destacaba que el movimiento cooperativo es la representación de la economía social de España y un elemento vertebrador del medio rural (hasta aquí totalmente de acuerdo), animando a las cooperativas a aumentar su dimensión para responder a los retos del futuro. Para el MAPyA, es indispensable que las cooperativas avancen en el camino de la integración para responder a la economía social, pero de mercado, y ante los retos de la globalización. En lo de crecer porque sí e integrarse porque sí, ya no estoy tan de acuerdo. Las ¡huidas hacia adelante! no solo son nocivas para el que las protagoniza, sino, sobre todo, para los que pilla por medio y atropella. Así que ¡cuidadín con la dimensión y la integración! Termino parafraseando a Luther King: “No medimos nuestra altura en los momentos de confort, sino en los de cambio y controversia”. Fuente de la información: MAPyA. 
_____________________
[1] Textos como “Si el vino viene, viene la vida”, “Parece que fue ayer” o ¿Sociedad Cooperativa Sí o No? son prueba de ello. Sitios visitados el 28/06/2019.