Fuente de la imagen: mvc archivo propio |
Se quedó Antonio con esa evocación y en esta semana he recibido un paquete con el Habla nº 16, de la colección de alta costura de la bodega anteriormente referenciada (Gracias, amigo). Ayer, después de una extrema, dura y abstraída agenda laboral, a la caída del día decidí darme un homenaje degustando el tinto crianza, proveniente de esa zona geográfica también extrema y dura. Si bien a la vista el típico cárdeno de la syrah y en nariz amalgama de frutas con final tostado, cuando percibí lo descrito por Fernández Cuesta fue en el paladar, al sentir la imaginable tela de seda india tejida por los nobles taninos que conforman el caldo[3]. En resumen, más que impresionarme, me hizo feliz y recuperé la armonía interior. En cuanto a la institución vitivinícola que lo elabora, asentada en Trujillo (Cáceres), se lee en su página web que la bodega “vanguardista” se ubica en una finca “trujillana” en la que los griegos cultivaron en la antigüedad. Este texto está especialmente dedicado a Vanesa y a Antonio, parte del cual se ha editado también en el sitio VINOPOST, bajo el título “Habla nº 16”. Fuente de las imágenes: elaboración propia.
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Fuente de la imagen: mvc archivo propio |
[1] Espero haberos ayudado, Vanesa.
[2] Si quieres acceder a la publicación, clickea AQUÍ. Sitio visitado el 16/02/2019.
[3] Sí, Vanesa, ya sé que algunos “expertos” opinan que no es correcto describir al “vino” como “caldo”.