Recientemente, me ha llamado una compañera de una cada vez más lejana colaboración profesional, para preguntarme sobre un tema que sucedió en otro tiempo y lugar, al no recordar lo que había pasado en aquellos momentos. Después de orientar acerca de la cuestión (espero haberos ayudado, Vanessa), me comentó un compañero de la ofi: “solo te ha faltado que le digas el día y la hora que sucedió y describas la vestimenta que llevaban”. El caso es que algunas personas que me quieren mucho, dicen que tengo una mente privilegiada. Creo que no, más bien es “traviesa”, porque, en lo que a la memoria se refiere, se queda con lo que le da la gana y, egoísta ella, suele tirar al pozo del olvido generalmente las situaciones desagradables. A veces, como en la pasada navidad, cuando el amigo me contaba su viaje a Extremadura (España), llegó a la testa la remembranza del artículo de Juan Fernández Cuesta en ABC, sobre un vino de esa región española, que impresionaba (si quieres acceder a la publicación, clickea AQUÍ). Escribía Juan sobre el tinto nº 11 de Bodegas Habla, con expresiones como “te desborda: un vino que seguro hace feliz a mucha gente”.
Se quedó Antonio con esa evocación y en esta semana he recibido un paquete con el Habla nº 16, de la colección de alta costura de la bodega anteriormente referenciada (Gracias, amigo). Ayer, después de una extrema, dura y abstraída agenda laboral, a la caída del día decidí darme un homenaje degustando el tinto crianza, proveniente de esa zona geográfica también extrema y dura. Si bien a la vista el típico cárdeno de la syrah y en nariz amalgama de frutas con final tostado, cuando percibí lo descrito por Fernandez Cuesta fue en el paladar, al sentir la imaginable tela de seda india tejida por los nobles taninos que conforman el caldo (Sí, Vanessa, ya sé que algunos “expertos” opinan que no es correcto describir al “vino” como “caldo”). En resumen, más que impresionarme, me hizo feliz y recuperé la armonía interior. En cuanto a la institución vitivinícola que lo elabora, asentada en Trujillo (Cáceres), se lee en su página web que la bodega “vanguardista” se ubica en una finca “trujillana” en la que los griegos cultivaron en la antigüedad. Este texto está especialmente dedicado a Vanessa y a Antonio, parte del cual se ha editado también en el sitio VINOPOST, bajo el título “Habla nº 16”. Fuente de las imágenes: elaboración propia.