sábado, 10 de mayo de 2025

Viajes Inolvidables, Servicios Excepcionales

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
En el marco de la impartición de la asignatura Derecho Administrativo Turístico (DAT), de tercero del Grado en Turismo de la Facultad de Turismo de la UMA, estuve trabajando los servicios turísticos, (M. Velasco, 2012)[1], el alma de la experiencia viajera, ese engranaje que transforma un simple desplazamiento en una vivencia plena y satisfactoria. Su razón de ser reside en atender las necesidades del turista, tejiendo un tapiz de atenciones que abarca desde el momento en que se inicia el viaje hasta su conclusión. Este abanico de servicios es amplio y diverso, incluyendo el transporte que nos lleva a nuestro destino, el alojamiento que nos acoge, la gastronomía que deleita nuestro paladar y las actividades recreativas y culturales que enriquecen nuestro espíritu. En esencia, su propósito es asegurar que cada etapa del viaje se desarrolle de manera óptima, proporcionando al viajero la información necesaria, facilitando el acceso a los recursos disponibles y garantizando que su estancia deje una huella imborrable. Dentro del ámbito del DAT, estos servicios adquieren una relevancia particular por su estrecha vinculación con el bienestar del visitante. No se trata solo de ofrecer un producto, sino de velar por la calidad, la seguridad y la protección de los derechos de quienes disfrutan de ellos. En esa línea, la normativa establece un marco legal que los regula, exigiendo el cumplimiento de requisitos específicos, como puede ser la contratación de seguros de responsabilidad civil, que busca proteger tanto al consumidor, asegurando que sus expectativas se vean satisfechas, como al prestador del servicio, brindándole un respaldo ante posibles eventualidades.

La naturaleza de los servicios turísticos es tan variada como la de los propios viajeros, definiéndose su tipología a partir de diversos criterios, adaptándose a las particularidades de cada turista y a las características de cada viaje, por lo que se pueden clasificar según el perfil del viajero, encontrando ofertas diseñadas para el público infantil, adolescente, familiar o cultural. También, podemos diferenciarlos según la modalidad del viaje, ya sea por el interior del país, una escapada a la playa, una inmersión en el turismo rural o una visita a una vibrante ciudad. Y, por supuesto, la tipología se define igualmente por el tipo de actividad que se realiza, desde el ocio y el entretenimiento hasta el hospedaje y el transporte. Esta diversidad permite crear una oferta turística a la medida de cada persona, incrementando la competitividad del sector y enriqueciendo la experiencia del viajero. Por tanto, la correcta prestación de los servicios turísticos envuelve un compromiso con la calidad y con el cumplimiento de la normativa vigente. La clasificación de los establecimientos, los requisitos técnicos que deben cumplir y las obligaciones legales que les corresponden son semblantes para garantizar la satisfacción del consumidor y para promover un turismo sostenible. La regulación del sector busca fomentar prácticas que beneficien al cliente y al entorno, impulsando un desarrollo económico local que sea respetuoso con el patrimonio. Finalmente, en un mercado global exigente, la excelencia en la gestión de los servicios turísticos se erige como un factor clave para fortalecer la imagen de un destino y para potenciar su capacidad de competir con éxito.
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[1] Velasco-Carretero, Manuel (2012). Servicios Turísticos. Sitio Economía Sostenible. Visitado el 10/05/2025.