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Fuente de la imagen: mvc archivo propio |
La naturaleza de los servicios turísticos es tan variada como la de los propios viajeros, definiéndose su tipología a partir de diversos criterios, adaptándose a las particularidades de cada turista y a las características de cada viaje, por lo que se pueden clasificar según el perfil del viajero, encontrando ofertas diseñadas para el público infantil, adolescente, familiar o cultural. También, podemos diferenciarlos según la modalidad del viaje, ya sea por el interior del país, una escapada a la playa, una inmersión en el turismo rural o una visita a una vibrante ciudad. Y, por supuesto, la tipología se define igualmente por el tipo de actividad que se realiza, desde el ocio y el entretenimiento hasta el hospedaje y el transporte. Esta diversidad permite crear una oferta turística a la medida de cada persona, incrementando la competitividad del sector y enriqueciendo la experiencia del viajero. Por tanto, la correcta prestación de los servicios turísticos envuelve un compromiso con la calidad y con el cumplimiento de la normativa vigente. La clasificación de los establecimientos, los requisitos técnicos que deben cumplir y las obligaciones legales que les corresponden son semblantes para garantizar la satisfacción del consumidor y para promover un turismo sostenible. La regulación del sector busca fomentar prácticas que beneficien al cliente y al entorno, impulsando un desarrollo económico local que sea respetuoso con el patrimonio. Finalmente, en un mercado global exigente, la excelencia en la gestión de los servicios turísticos se erige como un factor clave para fortalecer la imagen de un destino y para potenciar su capacidad de competir con éxito.
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[1] Velasco-Carretero, Manuel (2012). Servicios Turísticos. Sitio Economía Sostenible. Visitado el 10/05/2025.