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Meditabundo me quedé el resto del primer día del año. Si no recuerdo mal, Andrés definía al listo como ese individuo astuto, despierto, rápido, tenaz… como “el maestro liendre, que de todo sabe y de nada entiende”, señor del cortísimo plazo… y su brillo no se significa si previamente no ha sido frotado por un paño de inteligencia. Es lo que defino como “agudeza de operaciones”.
Por su parte, el inteligente es el señor de lo estratégico, reflexiona sobre lo difícil y lo convierte en comprensible. Culto y analista, es un ingenio generando excelencias, sin embargo, ya lo decía Schopenhauer: “El hombre inteligente anhela una vida despejada, humilde, protegida de desventuras; y si es un espíritu muy prócer, elegirá la soledad”[3].
Sí, tal vez llega el momento de incitar una rebelión de los inteligentes, puesto que esa “mediocridad” que nos envuelve por doquier, cultivada por el listo para su beneficio, ya sea en lo político, en lo económico, en lo empresarial, en lo institucional, incluso en lo social, cada vez se está configurando como más peligrosa, caminando hacia una involución de impredecibles consecuencias.
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[1] Velasco Carretero, Manuel. Por qué fracasan los gerentes inteligentes. 2016. Sitio visitado el 02/01/2017.
[2] Velasco Carretero, Manuel. En el Imperio de la Mediocridad. 2016. Sitio visitado el 02/01/2017.
[3] Frase atribuida al filósofo, recogida en citasyfrases.