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Para comunicación de crisis se apoyó en la noción de profesor Leal (2013), como aquel “conjunto de técnicas de comunicación destinadas a gestionar problemas derivados de la interacción humana, natural y tecnológica, buscando, por un lado, frenar la crisis y, por otro, que la pérdida de crédito y de capital en imagen sea mínima” . En cuanto a la importancia de la prevención de las crisis, expresa Pascual que “la mejor crisis es la que se prevé”. Dentro de las fases de la gestión de una crisis, antes de nada hay que recordar quiénes somos, definir el conflicto, decidir a quién le corresponde el problema, pensar cómo puede evolucionar y prever situaciones, tomar una postura sobre el asunto, distribuir tareas, argumentario y elección del portavoz o portavoces. De manera casi paralela, hay que identificar los públicos con velocidad y precisión.
La respuesta tiene que ser segura, empática y sin ambages, tomando siempre la iniciativa, es decir, ser fuente informativa, transparencia, creatividad, apoyarse en aliados, gestionar bien los tiempos y optimizar las ruedas de prensa. Finalmente, en referencia al plan de crisis, una vez decidido su elaboración e inventariado los distintos escenarios que se pueden registrar, se procede a la redacción del documento que, al menos, debe contener puntos tales como definición de los escenarios, alertas de la gravedad de la crisis, definir y constituir el comité de crisis, establecer el lugar físico donde trabajará el equipo de crisis, inventariar y consensuar materiales y cifras de la institución, valorar la procedencia de contar con equipo de crisis externos, nombrar portavoz o portavoces, establecimiento de procedimientos concretos en caso de crisis o la realización de simulacros (Fuente de la imagen: pixabay).