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Después de cada noche, donde los sueños me envuelven, llega cada día, donde me enfrento con la realidad que me circunda y, a veces, en el interludio entre un desafío y otro, cabe preguntarse cómo podría conseguir lo mejor de mí mismo, exportarlo a los equipos en los que colaboro o me encuentro integrado, ser el mejor socio de mi proveedor y de mi cliente, sean éstos internos o externos, y posibilitar un futuro distinto para nuestra descendencia. Tal vez las raíces de la respuesta se encuentren en los valores que cultivo. Te cuento lo anterior porque ayer terminé de hojear el texto de Harry M. Kraemer, Becoming the Best: Build a World-Class Organization Through Values-Based Leadership[1], que traducido[2] es algo así como “Convertirse en el mejor: Construir una organización global a través de un liderazgo basado en valores”.
Pero también cabe preguntarme qué significa en la realidad transitar el camino apoyándome en valores, puesto que no es fácil ese presunto brindis al sol de ser yo mismo, impregnar a los equipos de buen rollo, ser el mejor partner de mis acreedores y clientes, mejor ciudadano si cabe… Harry intenta convencerme que con herramientas como la "autoreflexión", el autoconocimiento, el equilibrio, la confianza en mí mismo, labrar relaciones proactivas, respetar al prójimo y la verdadera humildad son los rasgos de los líderes más eficaces de hoy en día. Según Kraemer, deberé seguir su receta si quiero caminar hacia esa persona asentada en valores, transmutarme en un ser mejor y colaborar en crear organizaciones basadas en valores (fuente de la imagen: pixabay).
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[1] Kraemer, Harry M. Becoming the Best: Build a World-Class Organization Through Values-Based Leadership. Editorial Jossey-Bass. 2015.
[2] Con mi inglés de los Montes de Málaga.