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Todavía hay personas que tienen miedo a expresar en público su cambio de opinión o idea sobre tal o cual tema, porque piensan que se les va a catalogar como imprecisas e incapaces de tomar decisiones. Yo mismo he sentido en algún momento ese sentimiento profesional, pero entiendo que lo mejor para el equipo es difundir en cada momento que corresponda lo que se piensa o no se piensa, sobre todo las dudas, desorientaciones o lagunas. Asimismo, probablemente sabrás o, al menos, intuirás el tremendo valor que tienen las opiniones, críticas… de los componentes de un equipo de trabajo. Esta continua retroalimentación es sumamente valiosa en cualquier proyecto, actividad, área, departamento o empresa. Cualquier responsable, coordinador, jefe… que se precie lo sabe y lo propicia.
Pues bien. En torno a unos vinos de Málaga y Sierras de Málaga y con el jolgorio de la Feria del Sur de Europa de fondo, perplejo nos quedamos al escuchar de la boca de uno de los acompañantes sus miedos a trasladar la opinión dentro de su institución, desconfianza a que sus comentarios fueran interpretados inadecuadamente o, lo que es peor, a que fuera sancionado y, posteriormente, escarmentado, por expresarlos en los foros adecuados. ¡Por favor! Pero si lo anterior te entristece, todavía hay otra situación más maquiavélica aún, aquélla en la que te animan a que des tu opinión para luego utilizar las palabras emitidas en un determinado contexto de gestión de conocimiento en tu perjuicio. Concluí que eso ni es coordinación ni dirección ni equipo ni de gestión proactiva ¡na de ná! (Fuente de la imagen: pixabay).