Fuente de la imagen: mvc archivo propio |
Me da reparo reconocerlo, pero tengo que ser sincero contigo. Ayer Teo nos invitó a almorzar en nuestra propia casa (Gracias). Viajó desde el interior de la comunidad autónoma para cocinar unos mejillones tigres (a continuación te dejo una instantánea), de cuya salsa se negó en rotundo a comentar la composición, unos espárragos de Huétor Tájar (a pie de post inserto una foto) y unas anchoas a la cazuela (instantánea del encabezamiento).
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Del último plato sí me fijé en la receta. De relativa sencillez en su elaboración, para seis personas se necesita entre kilo y kilo y medio de anchoas pequeñas (conocidos boquerones en el Mediterráneo malagueño), 125 cl. de aceite de oliva virgen extra, dos trocitos de guindilla, tres dientes de ajo cortado, perejil cortado y sal al gusto.
Al pescado se le quita las tripas y la cabeza, enjuagándolo en agua fresca, escurriéndolo con primor. Seguidamente, en una olla o cazuela ancha, cuando el ajo comience a dorarse, se incorporan las anchoas sazonadas y los dos trocitos de guindilla, bajando el calor (en este punto también puedes añadir vino blanco). Luego se incorpora el picado perejil y transcurrido entre dos y tres minutos, retirar y tapar.
El rico pescado (hay que comérselo con espina) proporcionó a mis neuronas la energía necesaria para, posteriormente a la comida, afrontar la reunión virtual que, desde las seis y pico de la tarde hasta cerca de las ocho, mantuvimos virtualmente Juan Antonio, Marc y Ángel, para resolver un nuevo caso (Fuente de las imágenes: elaboración propia).
El rico pescado (hay que comérselo con espina) proporcionó a mis neuronas la energía necesaria para, posteriormente a la comida, afrontar la reunión virtual que, desde las seis y pico de la tarde hasta cerca de las ocho, mantuvimos virtualmente Juan Antonio, Marc y Ángel, para resolver un nuevo caso (Fuente de las imágenes: elaboración propia).
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